Absoluto desacuerdo entre Moscú y Washignton
La Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) reanuda hoy sus trabajos en Madrid en medio de una absoluta disparidad de criterios entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Washington, apoyado por sus aliados occidentales, está decidido a denunciar la violación del Acta de Helsinki en materia de libertades, en tanto que Moscú y los miembros del Pacto de Varsovia condicionan la importancia de la reunión de Madrid a la consecución de avances en materia de desarme. El diálogo de sordos puede ser evidente desde el primer día.
Después de sucesivas reuniones, el grupo de países occidentales pertenecientes a la OTAN -entre ellos España-, a lo largo de los últimos ocho meses, ha logrado solventar sus diferencias y plantear en esta primera fase de la CSCE una serie de demandas, que se concretaron ayer en una reunión de todos estos países en la sede canadiense ante la CSCE.Los países occidentales tienen el propósito de plantear ante la Conferencia de Madrid un grupo de demandas para la implementación de las libertades contenidas en el texto del Acta de Helsinki.
De esta forma, se tratará del derecho a la libre sindicación -clara alusión al tema polaco tras la ilegalización de Solidaridad-, el cese de las interferencias a las emisoras occidentales que emiten para el Este europeo, se exigirá el funcionamiento de los grupos Helsinki de Europa Oriental -fuertemente reprimidos en la URSS en los últimos meses- y otros aspectos relativos a las facilidades periodísticas y diplomáticas.
De la reunión de ayer ha trascendido el propósito canadiense de presentar recursos sobre el documento base RM/39, redactado por los ocho países neutrales, pero sin entorpecer el desarrollo de la conferencia.
Escepticismo en el Este
La sensación en el bloque de Europa Oriental es de escepticismo. Una fuente solvente soviética no diplomática, comentó que "la CSCE se ha convertido en un ejercicio propagandístico de Estados Unidos", y por tanto, hay otros aspectos más importantes para la URSS en estos momentos.
La ausencia en la CSCE, como embajador soviético, de Leónidas Ilitchov, quien lleva actualmente el peso de las conversaciones chino-soviéticas, se explica en este contexto. La citada fuente aseguró que actualmente "es más importante para nosotros el proceso de normalización de relaciones con China". El sustituto de llitchov es el viceministro de Asuntos Exteriores soviético Anatoli Kovaliov.
Otra fuente diplomática del Este europeo confesó que era "tremendamente escéptico" sobre la Conferencia de Madrid y añadió que "estamos ante una nueva carrera armentística, a la que responderá la URSS, a pesar de sus dificultades' económicas internas".
Las posiciones que la Unión Soviética presenta en la reunión de Madrid están relacionadas con la consecuención de un mandato para una conferencia de desarme europeo, soslayando cualquier tema relacionado con una implementación de las libertades individuales recogidas en el Acta de Helsinki.
El mencionado informador soviético asegura que la URSS está dispuesta a pactar con Estados Unidos un acuerdo "para la verificación del desarme, pero en ningún caso para revisar el eventual rearme de las superpotencias". Es decir, Moscú acepta verificar el desmantelamiento de instalaciones nucleares, pero no que pueda comprobarse la construcción de nuevas armas.
También dentro de lo que debería ser objeto de una conferencia europea de desarme, la URSS "acepta que las medidas de confianza sean aplicadas hasta la frontera natural de los montes Urales, pero exige la contrapartida de que la zona occidental de discusión se amplíe a varios centenares de kilómetros de la costa continental".
La sesión de reapertura de la CSCE es formalmente una continuación de la reunión del pasado 12 de marzo, fecha de la interrupción. La República Federal de Alemania preside esta nueva sesión plenaria, donde se tendrá que decidir un calendario de reuniones -es difícil en estos momentos hablar de trabajos- de la CSCE mediante las tres comisiones que tratan los cestos del Acta de Helsinki: Distensión, Cooperación económica y Derechos humanos.
Los países que han solicitado la palabra para la reunión de hoy son España, Polonia -a sabiendas de que el tema de la ilegalización de Solidaridad será tratado-, Dinamarca y Noruega. En medios de la CSCE se da por descontado que Estados Unidos y la Unión Soviética también intervendrán para mostrar sus posiciones de partida.
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