Consumidores y contribuyentes pagarán el encarecimiento de la deuda exterior en más de 300.000 millones
Los principales sectores económicos ejercen presión creciente para que consumidores y contribuyentes paguen cuanto antes el coste de la depreciación de la peseta en la deuda exterior, estimado para el presente año en más de 300.000 millones de pesetas. La mayor parte del encarecimiento ya es repercutida desde hace tiempo con carácter inmediato en los contribuyentes, vía impuestos o déficit previstos en los Presupuestos del Estado. Ahora se detectan concretos intentos de trasladar pronto el resto a precios. Una muestra de ello es la reciente aprobación del polémico reglamento del impuesto de sociedades, que facilita la rápida traslación a las empresas que lo deseen.
De lo que costará este año la depreciación de la peseta con respecto a las principales divisas en que está contraída la deuda exterior (véase EL PAIS del pasado 15 de octubre), casi la cuarta parte recaerá en las empresas eléctricas, que tienen contraídos créditos por unos 6.200 millones de dólares (cerca de 700.000 millones de pesetas). Este sector es el primer gran deudor privado (tenía el 22,8% de toda la deuda al terminar el año pasado), seguido por las autopistas (13%) y empresas petroquímicas (5%). Los más afectados son Telefónica y Renfe, con más de mil millones de dólares de deuda cada una, sobre una deuda que se espera alcance los 28.000 millones de dólares al terminar 1982.Pero es el Estado quien debe afrontar mayores cargas, sufragadas en gran parte por los Presupuestos del año siguiente en que se producen. Aunque entre éste y corporaciones locales reúnen unos 2.800 millones de dólares -a los que deben añadirse los 1.700 de Renfe, 1.800 del Instituto de Crédito Oficial y otros 5.700 del INI y sus empresas, cuyas diferencias de cambio terminan siendo satisfechas con precios o ayudas oficiales-, el Estado también paga, desde 1974, los riesgos del sector autopistas, en virtud de una disposición promovida por el entonces llamado ministro eficacia, Silva Muñoz.
La decisión de pasar directamente a los Presupuestos del Estado las pérdidas por tipo de cambio de las autopistas ha ahorrado al sector 55.753 millones de pesetas, cifra que se engrosará probablemente con más de 10.000 millones de pesetas durante el presente ejercicio. De los 55.753 millones, dato contrastado por el Banco de España para su serie Estudios Económicos, unos 11.000 millones correspondieron a 1979, y otros 9.000 millones de pesetas, a 1980. Tal facilidad, así como los avales públicos recibidos, explica el que las empresas más activas en los mercados exteriores de crédito sean las autopistas. Recientemente acaban de retar a un mercado exterior, cada vez más caro y difícil, Autopistas del Mare Nostrum (cincuenta millones de dólares y 5.000 millones de yens) y Autopistas del Atlántico (cien millones de francos suizos).
Junto a estas cargas para los contribuyentes, existen otras que tienden a ser repercutidas con mayor rapidez en los consumidores y han adquirido importante dimensión en los dos últimos años. Se trata de las variaciones por valoración de moneda en las eléctricas y en Telefónica. En el primer caso, calculando sobre toda la deuda viva, aumentaron el año pasado desde 19.840 millones de pesetas a 82.850 (véase cuadro adjunto), y se espera que crezcan otro tanto durante el actual. En Telefónica, calculando sobre la deuda a devolver en cada ejercicio, alcanzaron en 1981 algo más de 3.800 millones de pesetas, cifra que será superada durante el presente.
Pagarlo con tarifas
En ambos casos, las tarifas son anualmente aprobadas por el Gobierno, a partir de unas cuentas y escandallos de gastos en los que la diferencia de cambio se incluye como pérdida, coste financiero o activo amortizable, según fuentes informadas. Los funcionarios de los diversos Ministerios encargados de informar las solicitudes de tarifas han tendido a rechazar el cargo como pérdidas de cambio, pero nunca han adoptado criterios rígidos y últimanente tendían a manifestarse más flexibles, por la importancia de las cifras. De todas formas, es difícil pormenorizar unos gastos financieros que Telefónica espera lleguen este año a 57.600 millones de pesetas; Renfe, a unos 20.000 millones de pesetas (32.000 millones para el próximo ejercicio), y las eléctricas los contabilizan directamente (así suman poco más de la décuna parte de todos los gastos) y también en amortizaciones de obra en curso y provisiones (este capítulo supone algo más).Todavía se desconoce lo que hará el Gobierno socialista, si bien las recientes declaraciones de Joaquín Almunia en el sentido de que derogarían el nuevo reglamento del impuesto de sociedades pueden frustrar una importante operación. En efecto, el reglamento, considerado por algunos una hipoteca que deja a última hora el Gobierno saliente, abre la posibilidad de que la banca y las eléctricas cubran cada año la variación del tipo de cambio registrada durante el ejercicio en toda la deuda viva, no en la que se paga en el período de referencia.
Un portavoz del Ministerio de Hacienda ha expresado su discrepancia con la versión de que hayan abierto a las eléctricas una vía para cargar todas sus diferencias de cambio en un año. En su opinión, la posibilidad excepcional no será, sin embargo, utilizada, pues, en general, prefieren periodificar las variaciones de tipo de cambio a lo largo de diversos años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.