Miles de refugiados guatemaltecos, a merced de las querellas internas entre funcionarios mexicanos
Un conflicto interno entre funcionarios mexicanos, dependientes unos de la migración y otros de la Comisión para Ayuda a los Refugiados, amenaza con dejar sin ninguna asistencia a más de 30.000 guatemaltecos afincados en el Estado de Chiapas.Esta semana finaliza el compromiso adquirido por la comisión para distribuir entre la comunidad guatemalteca víveres y medicinas entregados por el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Una vez que finalice el convenio, los miembros de la comisión de ayuda se niegan a permanecer en la zona, debido a las amenazas de muerte que han recibido por parte de los funcionarios de migración, comandados por el delegado local, César Marcos Morales.
Todo apunta a que el campamento de Ixcan, donde viven unas 2.000 personas, será desmantelado próximamente, igual que se hizo la pasada semana con Rancho Tejas.
El proceso seguido es idéntico en todos lo casos. Primero se denuncia la presencia de guerrilleros en un campo y poco después se procede a desalojarlo violentamente. En el caso de Ixcan se ha extendido el rumor de que es refugio para personas armadas.
El delegado de migración ha dado órdenes precisas para que se dote a los refugiados de documentos migratorios del tipo MF-3, que les permiten internarse en territorio mexicano en busca de trabajo. En el caso de que no acepten esta proposición, se les devuelve a Guatemala.
El objetivo es doble: evitar la presencia de civiles en la franja fronteriza y al mismo tiempo lograr que se les considere inmigrantes económicos y no refugiados políticos. En definitiva, se trata de impedir el deterioro de la imagen internacional que tiene el régimen del general Ríos Montt.
En varias ocasiones, César Marcos Morales ha obligado a los fugitivos a regresar a su país. El 28 de septiembre, seis helicópteros guatemaltecos descendieron en un campamento y se llevaron a seis refugiados después de un tiroteo en el que no hubo víctimas. Morales estaba ausente ese día, pero reprendió a sus agentes por haber dado parte del hecho a la policía federal.
En un intento por evitar conflictos con otros organismos del Gobierno mexicano, los agentes locales de migración han inventado ahora la fórmula de la dispersión de los refugiados, temiéndose que en la mayoría de los casos se trate de un eufemismo que esconde una devolución de los exiliados a Guatemala.
Algunos periodistas que han visitado la zona estos últimos días han podido comprobar que el campo de Rancho Tejas estaba reducido a cenizas, con numerosos objetos regados por el suelo, lo que da idea de una evacuación efectuada sin previo aviso. Estos mismos periodistas han sido amenazados físicamente por funcionarios migratorios si no abandonaban el lugar a toda prisa.
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