El 'dólar político' o las finanzas electorales

Se calcula que republicanos y demócratas gastarán unos cien millones de dólares (unos 11.000 millones de pesetas) en la actual campaña electoral. Las finanzas se recaudan por parte de los comités de cada partido y, en particular, de las aportaciones de los Comités de Acción Política (PAC), que pueden contribuir con un máximo de 5.000 dólares (unas 575.000 pesetas) para cada candidato, sin límite de número, que, además, pueden deducirse de los impuestos.

El dólar político norteamericano circula con abundancia, y no son raras las campañas que cuestan millones de dólares a los candidatos.

Además de los PAC, los candidatos pueden recibir contribuciones particulares, generalmente recaudadas en cenas y galas, por valor máximo de mil dólares (unas 115.000 pesetas). Tal es el precio del cubierto en las cenas de muchos políticos.

Pocos son los que no aceptan contribuciones de los PAC. Algunos llegan a recibir hasta medio millón de dólares por parte de contribuyentes financiados por los grupos de presión, formados por potentes compañías del petróleo, del automóvil, del armamento, de los fármacos o de los fabricantes de pistolas.

Obviamente, el candidato que recibe aportaciones de los PAC orientará su voto en el Congreso en dirección hacia unas leyes que no perjudiquen los intereses de quienes les hayan financiado. Así, pues, como ilustra un reportaje de la revista Time, no es extraño que, por ejemplo, los congresistas que en su día recibieron ayudas de la Asociación de Concesionarios de Automóviles contribuyesen a derrotar en el Congreso un proyecto de ley que pretendía obligar al vendedor de automóviles usados a informar al comprador de los defectos del vehículo. Y tal ejemplo es uno casi folklórico de la maquinaria política norteamericana y de la influencia de los denomiandos lobbys, o grupos de presión, que pululan en los pasillos del Congreso.