La moda está galopando
Aquí la gente de moda no se contenta con oftecer una ropa muy contemporánea y española, sino que sus boutiques -desde el cartel y el escaparate hasta la decoración interior- hablan de una forma de ver, ser y vivir, en la cual el diseño y la estética ocupan una plaza primordial. Para ellos la moda es arte.Enrique P. es la mejor boutique de la calle. Es la última y más moderna de las tres que tiene Enrique Pérez en Madrid. "Hace apenas un año que abrí esta tienda", dice Enrique. Almirante es la zona de la élite, de la gente del arte, de los modelos y de los fotógrafos y creativos de publicidad". Su tienda es una perfecta interpretación de la tendencia italiana al refinamiento y a la sencillez. Gran admirador de los diseñadores Armani y Versace, Enrique eligió el color gris del granito para el suelo y las paredes; los muebles, negros, ultrasencillos; el alumbrado, oculto y discreto. Una lámpara italiana de Sapper y las revistas italianas del Uomo Vogue y Linea Uomo Sport contribuyen al ambiente de lujo y sofisticación.
La ropa es italiana y española, con mucho estilo y de la mejor calidad. Enrique compra en Italia la colección de sport de Enrico Coveri y su zapatería, la piel de Sicons, Ermenegildo Zegna y Guido Pellegrini, pero se queja de las dificultades para importar: "A nivel de moda, tenemos poca ayuda. Es imposible hacer una moda comparable a la de Milán o París". En España trabaja con los diseñadores Pedro Morago, Grisby y Adolfo Domínguez. ¿Problemas con los precios? "No, los que vienen aquí, a Almirante, entienden de moda y pueden pagar 23.000 pesetas por un traje, 35.000 pesetas por una cazadora de piel, pero recuerdo que en 1975, y hasta el año 1980, en mi primera boutique, de Gaztambide, tenía que poner todo lo que yo consideraba moda en las rebajas. El español es conservador y todavía le queda mucho que aprender, pero la moda ya está galopando. En bastantes países, hoy en día, los hombres, al igual que las mujeres, compran sus revistas de moda. Desgraciadamente, en España faltan estas revistas".
Para este invierno, Enrique recomienda los colores lagunares azules, grises y petróleos, el marrón con el negro, la piel, las cazadoras de algodón encerado, el pantalón de franela estrecho y sin pinzas, las camisas en viyella a cuadros, con cuellos Mao, de piel y micropana combinadas; los jacquard, muy al estilo Missoni, en angora, de colores muy perdidos, y los accesorios, de calidad. Entre los clientes de Enrique Pérez figuran Ana Belén y su marido, Víctor Manuel; Miguel Gallardo, Pilar Velázquez y muchos más. Su último proyecto es el de abrir una boutique para señores.
Fanática del pantalón
En 1978, en Almirante se abrió Berlín. Carmen Echevarría, todo dinamismo, es uno de los socios. "La gente ahora viaja, sabe lo que se lleva fuera y te lo pide", dice Carmen. "A mí lo que me gusta es salir la primera con las ideas; el príncipe de Gales, por ejemplo, ya lo tenía el año pasado, y también el cuero viejo". Berlín es supersimple, de un solo color, diáfano, con las manchas verdes de los cactus y la presencia de clase de un baúl Louis Vuitton de principios de siglo. El cartel es de Mariscal, el pintor, así como las bolsas. El socio de Carmen, Sol Monje, es el diseñador y dueño de la marca Trip Difusión; también fabrica y distribuye en España las marcas francesas, muy conocidas, Chevignon, que lanzó el cuero viejo, y Taverniti, que lleva el tout Paris esta temporada. Así que Carmen no tiene que impotar: "Lo tengo todo aquí: Chevignon; Taverniti; Trip Difusión; Goldie, la marca italiana fabricada en España; J. Más; Toni Miró, que le va a diseñar una colección en exclusiva; Sniff, y Paco Gordella, y estoy contentísima".
Para el invierno, Carmen, una fanática del pantalón (tiene sólo dos faldas) ve una silueta supersport, con pantalón o falda midi, jerseys amplios, cazadoras superconfortabales, cinturones anchos o dobles en la cadera, medias de lana y calentadores y, sobre todo, nada de cuero viejo. "Ni verlo". ¿Y los coloridos? "Verdes botella, rojos fuertes, azules azafata".
Ararat llegó en 1976. La boutique se parece mucho a las del barrio Saint Germain, en París (Jess, Lemon, Chicago ... ), con cerámica blanca en el suelo y las paredes. Es alegre y muy joven. El equipo de Ararat, Gonzalo, María Calleja y Carlos Arenales, no deben de totalizar más de ochenta años.
"Abrimos en 1976% dice Gonzalo, "y fue un éxito inmediato. Quisimos atraer a la chica joven y lo conseguirnos, ofreciéndole algo completamente nuevo. Elegimos Almirante porque nos gustaba esta zona y, además, vivíamos cerca".
Compran en Barcelona y Valencia y viajan a París y Milán para estar al día. "Nos gustaría comprar más en el extranjero, pero la tarifa de importación sobre el algodón es del 60%, y así los precios resultan demasiado altos. Entonces trabajo mucho con los diseñadores españoles poco conocidos, que me hacen lo que les pido, y de las relaciones muy personales que establecemos sale una ropa individual y exclusiva, que no se puede encontrar en otro sitio".
Ararat vende mucha ropa de sport: Fioricci, Etcétera, Daniel Hechter, Azul Marino -precios medios, 6.000 pesetas- y algunos conjuntos de noche para cenas y fiestas privadas.
Gonzalo tiene un entusiasmo muy comunicativo con respecto a la moda de Madrid. "En plan divertido, encuentras aquí una marcha, un movimiento, unas ganas de hacer cosas...". Se le nota porque en julio pasado abrió Complementos en Conde de Xiquena. Ahí, en una tienda muy nigh-tech, de cerámica gris y muebles industriales amarillos, se dedica únicamente a vender accesorios.
He recorrido la calle del Almirante haciendo una marcha atrás en el tiempo, una marcha que me conduce al iniciador de la moda en esta calle: Jesús del Pozo. Diseñador muy conocido, Jesús del Pozo tiene su tienda ole caballeros en Almirante. "Me encanta esta calle. Nací aquí y mi comunión se celebró en el Gijón. Empecé el 6 de octubre de 1974 y no había nada en absoluto. Madrid, en plan de moda, estaba muerto". Su moda de caballeros fue revolucionaria. "Sorprendí al español conservador y machista porque me alejé de lo establecido. Una moda sin estructuras". Tuvo éxito; sus clientes eran pintores, actores, y después de presentar en el Selim de 1977, en París, exportó a París, Londres y Estados Unidos.
En 1980 decidió dedicarse al mercado español y poner los cimientos de su organización. "Hace un año diseñé mi primera coleccíón de mujeres, y ya la vendo en toda España". Al igual que todos, se queja: "No existe en España un organismo oficial que se ocupe de los diseñadores. Por eso acabamos de crear la Asociación de Diseñadores de Madrid, con la intención de crear una Federación de Diseñadores Españoles. Uno de nuestros proyectos es el de montar una escuela de diseño. Pero no tenemos respaldo económico. Es como si la industria no se diera cuenta de la fuerte ebullición que ocurre". Su moda, este invierno, es .muy estructurada, con mucho equilibrio de formas y de colores y mucha piel. Es una pirámide invertida, faldas debajo de la rodilla, rectas o de capa, y pantalón tobillero ancho, muchos abrigos rectos con guarnición de piel y para los hombres se destaca la americana sin solapas". En Almirante le gustaría ver antes que todo a los diseñadores españoles. "¿Por qué no a Manuel Piña y a Paco Casado, por ejemplo?"
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