Aniversario de la muerte de Sadat con prórroga del estado de emergencia
Egipto vivirá un año más en estado de emergencia, en virtud del cual se limitan considerablemente las libertades públicas, al aceptar esta semana el Tribunal Constitucional, una petición en ese sentido, formulada por el Gobierno del primer ministro, Fuad Mohieddin. La decisión ha sido justificada por el ejecutivo, en razón de las últimas detenciones de extremistas islámicos. Precisamente hoy se cumple el primer aniversario del asesinato del presidente Anuar el Sadat por un comando integrista.Mohieddin ha acusado a las sectas extremistas religiosas, con ramas paramilitares, de apoyar un golpe de Estado contra el presidente Hosni Mubarak financiado por países árabes y facilitar la instauración de una república islámica.
Estas acusaciones han sido rechazadas por los dos partidos de la oposición legalizada egipcia, la formación laborista de Ibrahim, Chucri y la Unión Progresista de Jaled Mohieddin, quienes consideran que la decisión de prolongar el estado de sitio procede de una presión del ala militar dura, reunida en torno al actual ministro de Defensa, Abu Ghazala.
El Gabinete egipcio sólo reconoce la permanencia en los presidios de trescientos detenidos políticos y afirma haber liberado un millar y medio de integristas, parte de los cuales habían sido encarcelados por el fallecido Sadat pocas semanas antes de su muerte violenta hace hoy un año a manos de un grupo de fanáticos pertenecientes a la secta El Jihad. El atentado se produjo cuando el rais presidía el desfile conmemorativo de la guerra con Israel de 1973.
La difícil situación financiera del país ha obligado al rais a firmar, la pasada semana, un nuevo código que regula las inversiones extranjeras en Egipto y permite a las empresas foráneas disponer del 51 % del capital constitutivo de entidades mixtas. La ley autoriza a los inversionistas extranjeros a seguir adelante con sus proyectos si el Estado no se manifiesta en contra de éstos en un plazo de sesenta días.
Para la oposición legalizada egipcia, el código citado representa un paso hacia atrás en la vía de la independencia económica del país y constituye, en realidad, una visión remozada de la política de apertura económica de Sadat, que disminuirá las posibilidades de reconciliación con el mundo árabe.
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