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Editorial:EL ESTADO DE LA NACION
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La economía y el comercio

LA CREACIÓN del Ministerio de Economía y su continuidad, tanto en su primera versión de Secretaría de Estado, como en la última de gran Ministerio de Economía y Comercio, vino a reconocer la necesidad de responsabilizar a un organismo de la dirección y coordinación de la política económica. La Comisión Delegada para Asuntos Económicos y el propio Consejo de Ministros precisaban además de un apoyo técnico para resolver los problemas de cada ministerio si se pretendía seguir un diseño de política económica coherente. Sin embargo, estas exigencias no condicionaban la existencia permanente de un vicepresidente económico, que proporcionaba al primer ministro una cobertura sobre una parte esencial de sus responsabilidades mientras reducía el cometido y la autoridad del ministro de Economía.En los gobiernos ucedistas hay dos etapas bien definidas de la política económica, la de la vicepresidencia de AbrilMartorell y la de García Díez. El periodo de la vicepresidencia de Abril con Jose Luis Leal como ministro deja para el recuerdo su desorganización como coordinador, y su confusión en la exposición de planes y proyectos lo mismo ante las Cortes que ante las cámaras de Televisión. Pero también es anotable su capacidad de brega contra las dificultades que se alzaban para la liberalización del sistema financiero, desde la entrada de la banca extranjera hasta la autonomía del Banco de España.

En las dos etapas antes señaladas hay algunas coincidencias: un incremento sustancial del déficit del sector público y un ensayo de política de rentas con el consenso de las partes sociales. Sin embargo, en la época de García Díez, la Administración se convierte en una de las partes del Acuerdo Nacional de Empleo con la esperanza de quien da un golpe de mano decisivo. En este caso, para conseguir una reducción definitiva de los costes laborales y yugular el acceso más peligroso de la inflación. El juicio implacable que permite el paso del tiempo no es muy favorable para un ANE que no ha detenido la inflación, ni quizá, tampoco, mejorado las condiciones para un incremento del empleo. El último equipo de Economía y Comercio también intentó otro golpe de mano espectacular: relanzar la inversión a través de una concertación con los bancos y cajas de ahorros para financiar un programa de construcción de viviendas de gran envergadura. El éxito no fue grande pero, quizá, ha servido para frenar el descenso en la actividad del sector. Otra

coincidencia de objetivos en ambas etapas es la reestructuración industrial. Más embarullada y modesta con Abril, más generosa y costosa en el caso de Calvo Sotelo-Bayón.

Sin embargo la mayor o menor eficacia de la gestión de este departamento queda emborronada de forma dramática por el escándalo de la colza en el que el Ministerio y los organismos de importación tuvieron sin duda responsabilidades, lo mismo que los departamentos de inspección de mercado y de comercio interior. El tema de la colza, sobre el que volveremos en ocasión del análisis de la gestión en Sanidad, puso de relieve la falta de sensibilidad política del gobierno ante las preocupaciones de la calle lo mismo que la corrupción existente en el negocio del aceite, con connivencia indudable de funcionarios a los que ha sido imposible descubrir. La permanencia en su puesto del responsable de Economía y Comercio, contra viento y marea y contra toda lógica política, nos habla bien a las claras de por qué la UCD acude a las elecciones en ese estado de postración y de falta de credibilidad ante la opinión. El Ministerio de Comercio se comportó con la preopotencia clásica de las burocracias que llegan a patrimonializar el poder del Estado como si fuera suyo. La indefesión vergonzante de los consumidores ante el fraude, incluso con grave peligro de sus vidas, se puso de relieve con el dramático caso del aceite. Solo un responsable político pagó las consecuencias, y de manera poco onerosa: el ministro de Sanidad. Y el Ministerio de Economía y Comercio, con sus mismos nombres y apellidos en el casillero del organigrama siguió siendo el encargado de velar y administrar por estas cuestiones. Bochornoso.

Por lo demás el Ministerio de Economía no ha sido capaz de imponer la más mínima disciplina económica en el resto de la Administración.

En los aspectos positivos puede subrayarse que la independencia concedida al Banco de España tuvo como consecuencia el desarrollo de una política monetaria menos sujeta a las exigencias del Gobierno, y unos planteamientos menos acomodaticios respecto al sistema financiero. El comercio exterior respiró aires nuevos con la liberalización de alguna mercancía tabú, como los automóviles, aunque el uso del cajón haya reducido, en algunos casos, los resultados liberalizadores. En la vertiente exportadora se ha mantenido y mejorado una estructura bien organizada.

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