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Los dirigentes árabes reunidos en Fez, decididos a encontrar una acción diplomática común en el Próximo Oriente

Los jefes de Estado árabes reunidos desde el lunes en Fez parecen decididos a que de la 12ª cumbre árabe, en su segunda edición, surja algún plan de acción diplomática común, incluso si éste resulta luego total o parcialmente inaplicable. El secreto más estricto rodea las discusiones de los jefes de Estado, en un intento por evitar declaraciones o filtraciones intempestivas que entorpezcan el resultado final de la cumbre.

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El ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Mohamed Bucetta, asistido por el secretario general de la Liga Arabe, Chedli Klibi, es el único autorizado a expresarse como portavoz oficial de la cumbre, lo que hace con una gran autolimitación.Asimismo, y según explicó el rey Hassan II en su alocución inaugural, el lunes por la noche, en la sala de discusión de reyes y presidentes sólo se ha autorizado la entrada al jefe de la delegación y sus dos colaboradores más próximos. Esta medida, explicada como destinada a disminuir el riesgo de filtraciones, tendrá como efecto secundario dejar fuera de la delegación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) a los izquierdistas, ya que Yasir Arafat sólo estará asistido por dos colaboradores, Faruk Kaddumi y Abul Hassan.

Las medidas adoptadas para evitar que los periodistas puedan hablar con los delegados son extremas. No se permite a los informadores el acceso a los hoteles donde aquéllos están alojados, e incluso si alguno consiguió un número de teléfono o de habitación las llamadas son sistemáticamente bloqueadas por las centralitas de los hoteles.

En cualquier caso, tanta precaución parece esta vez innecesaria, dado el predominio de los moderados en la conferencia y el cansancio que parecen mostrar algunos radicales.

Arabia Saudí, que oficia de dirigente, ha colocado "toda la carne en el asador", y una importante delegación de ministros económicos -del Petróleo, de Industria, de Finanzas y de Economía- acompaña, además del de Relaciones Exteriores, al rey Fahd Ben Abdelazis a la primera cumbre a la que asiste como rey.

Tres grupos

A pesar del bloqueo informativo, se distinguen por lo menoss tress grupos en la cumbre. El de Arabia Saudí, Tunicia y Marruecos, favorables a la solución diplomática del conflicto, que comienza a ser calificado de "palestino-israelí", ya sea sobre la base del plan Fahd, del plan Burguiba, del plan Reagan o de una amalgama de los tres.

El grupo de los radicales, mal representados o ausentes de la cumbre (Argelia, Yemen del Sur, Mauritania y Libia), todos geográficamente lejanos del escenario del conflicto, está presente, sin embargo, en el ánimo de los moderados por los obstáculos que pueden plantear posteriormente en el camino de la solución diplomática auspiciada por Estados Unidos.

El tercer grupo es el de los países que van a verse afectados directamente por cualquier iniciativa: Siria, sobre todo, cuyas fuerzas se encuentran aún frente a las israelíes en el valle de la Bekaa, y cuya presencia militar en Líbano, aunque camufiada bajo la denominación de Fuerza Arabe de Disuasión, inquieta sobremanera a los libaneses. Y Jordania, llamada, al menos en el plan Reagan, a jugar un gran papel, y eventualmente incorporarse a los acuerdos de Camp David a cambio de la promesa de que el reino hachemita se vea incrementado cort los territorios de Gaza y Cisjordania, donde podrían autodeterminarse los palestinos.

Y por último, Líbano, que ha pagado con su destrucción física una solidaridad con la guerrilla que le fue impuesta, que reprocha a los árabes el que no hayan movi do un solo dedo para al menos cri ticar la invasión israelí, y que reclama fundamentalmente que cese toda actividad de la guerrilla palestina desde su territorio y que se marchen las tropas sirias y las israelíes, que hacen temer a los libaneses que Damasco y Tel Aviv quieran repartirse Líbano en zonas de influencia de una manera más o menos declarada.

Finalmente, está la Organización para la Liberación de Palestina, cuyo líder, Yasir Arafat, debió exponer ayer a los jefes de Estado árabes los resultados de las discusiones celebradas el domingo pasado en Tunicia por su comité central, y cuyas decisiones los líderes árabes han prometido que serán decisivas para determinar la postura de los Estados árabes.

Los moderados predominan en la representación oficial de la OLP, lo cual no excluye que la postura que pueda adoptar no sea objeto de futuras controversias.

Recuperar la patria y sus derechos como pueblo

Quizá, anticipando esto, el rey Hassan II de Marruecos pidió a los palestinos que hicieran una aportación constructiva y eficaz a esta cumbre. Moderados o radicales, los palestinos, en el fondo, tienen una misma aspiración: recuperar la patria perdida, sus derechos como pueblo y el papel que les corresponde en el mundo árabe. El día que la comunidad internacional les pueda ofrecer esto habrá seguramente paz.

Entre tanto, la pérdida del santuario libanés les convierte en víctimas propiciatorias de cualquier solución coyuntural.

En este clima de alto secreto, el pasado lunes aparecieron las primeras divergencias entre Arafat y el presidente sirio, Hafez el Assad. El primer mandatario de Siria fue el único de los dirigentes árabes que no acudió al aeropuerto para dar la bienvenida al dirigente palestino.

Antes y durante la cumbre de Fez continúan las presiones externas. El presidente Ronald Reagan envió al general Vemon Walters a Argel para entregar un mensaje al presidente argelino, Chadli Benyedid; el encargado de negocios norteamericanos en Rabat entregó un segundo mensaje al rey Hassan II, y Jomeini envió una nota a la conferencia advirtiendo sobre las consecuencias que podrá tener la aceptación delplan Reagan por los árabes.

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