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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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La burocracia

Adolfo Suárez, que, cuando la transición, no dudó en mandar a su casa a Girón, Arrese, Fernández-Cuesta y a toda la angeología del Movimiento, no se atrevió, en cambio, a mover de su péndulo a un solo pendolista, a mover de su silla a un solo oficinista.La burocracia es un confuso estamento nacional con el que nadie se atreve, que practica la resistencia pasiva, el punto de ochos y el "vuelva usted mañana". Ahora, Alfonso Guerra anuncia que, si ganan, va a remover 4.000 puestos de la Administración española, o sea, hasta los jefes con cinco quinquenios.

Alguien llamó a los campesinos "los ausentes de la Historia". Los burócratas no se sabe bien si están ausentes de la Historia o ausentes del negociado, donde, desde luego, no se les pilla nunca. La burocracia son gran parte de las clases medias españolas, conservadores que no tienen nada que conservar, sino una silla y una máquina, un escalafón, un puesto, un negociado. Los "cesantes" del costumbrismo fin-de-siglo. Los "cesantes" incesantes que (salvo numerosas y ejemplares excepciones) lentifican la vida española, convierten una biografía en un expediente y un conflicto nacional en un papel de barba al que le faltan pólizas. El no haber hecho la reforma de la Administración (que no es, por supuesto, ponerle a nadie los muebles en la calle), significa que se hizo la transición política, pero no la transición sociológica. El farallón de la burocracia (una manera que tenían los políticos decimonónicos de asegurarse votos a cambio de empleos), acumula durante cuarenta años las capas geológico / burguesas de varias generaciones de opositores memorísticos y con certificado de adhesión a la cosa. Esa rocalla no hay quien la mueva.

Ahora la va a mover Alfonso Guerra. Algunas funcionarias de Sección Femenina, de los tiempos fundacionales de Lula de Lara, consideraban roja a Carmela García Moreno, cuando pasaron a depender de ella. La burocracia (su núcleo mayoritario; no hablo de individualidades) se queda aculada en el quinquenio, cuando la transición, pero con las elecciones municipales ya reacciona contra los socialistas / comunistas, se "politiza", se integra en improbables partidos y sindicatos cuarentañistas y hace huelga circular en torno a la plaza de la Villa para marear un poco a Tierno. Lo que Tierno y otros ayuntamientos han querido hacer a nivel municipal, lo va a hacer Alfonso Guerra en dimensión nacional. La. formidable y espantosa máquina burocrática española ha practicado siempre el quietismo como un existencialismo, pero, con la democracia, sal tan de la resistencia pasiva a la resistencia activa. Han conseguido que el español que va detrás de una papela exclame eso de que "con la democracia todo anda peor". Como si los peritos calígrafos no fueran los mismos. Maira Gómez Kemp, Consuelo Sánchez Vicente y las mujeres de Antena 3 quieren someterme a una inquisición radiofónica feminista. Las nuevas españolas están en el periodismo, en los negocios, en los viajes. Pero la chica topolino de José Vicente Puente (felices cuarenta) en seguida se metió en una oficina a hacer niños de punto, criar el champiñón femenino de la celulitis, contar películas a las otras ex / topolino y ponerse rancia de antigüedad en el cargo, que es como un tocino burocrático.

Las chicas de hoy ya no son así (por no hablar de los chicos), ni las atómicas de Serrano ni las modernas de la Gran Vía ni las acratillas de Malasaña. O sea que la reforma de Guerra va con los tiempos y no contra nadie. Hay burocracia porque en algún sitio tiene que estar la gente, como hay Renfe. Sólo que los trenes se mueven.

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