La defensa como excusa

Replicando sendos artículos del señor Caspar Weinberger de 26 y 27 de agosto de 1982:

1. Usted, don Gaspar, al igual que sus homólogos de otros países, debería firmar como secretario (ministro) de Defensa y también, por qué no, de Ataque. Es un hecho que, en todas las guerras, una parte ataca y la otra se defiende, desde que tenemos noticia. Estadísticamente, debe repartir con, sus colegas lo del ataque al 50%. La frase que trasluce todo su escrito de que la mejor defensa es un buen ataque, además de ser un sofisma de Perogrullo, es tan espantosa como aquellas de "la mejor paz es la de los cementerios" o "no hay mal que por bien no veng0, muy usada, por cierto, a raíz de lo de Hiroshima.

2. Cuando usted reconoce la capacidad pulverizadora total por ambas partes y, a pesar de todo, Sugiere la huida hacia adelante (más armas, más presupuesto bélico, más capacidad de destrucción), me recuerda que hay gente recluida por contradicciones menos evidentes.

3. Su teoría de que la disuasión nuclear (entendida como el equilibrio de aparatos militares en crecimiento continuo) es irrefutable por el simple hecho de que ha funcionado hasta ahora (sólo entre ustedes y la URSS, sólo de forma directa y sólo en los, últimos 36 años), le da, en mi opinión, una perspectiva de 36 sobre 6.000 años de historia de la humanidad, en que ha venido pasando lo contrario.

4. Le prometo que si hubiese otro planeta donde ir, o algún punto del nuestro, libre de la capacidad de destrucción que tie ne usted en las manos y en la cabeza -eso sí, sólo en defensa de lo que siempre se ha defendido en todas las guerras de la historia: el bien (bienestar), la patria (la suya), la verdad, la diátíasión, el militarizarse para desmilitarizarse, la libertad, la democracia, etcétera- tenga por seguro que me iría allí desde ahora mismo y mientras siga habiendo tatito buen hombre éomo usted, don Caspar.

5. Si, cosa improbable, Regase a leer esto, pásele copia, por favor, a sus colegas soviético, británico, francés, chino, hindú, israelí, etcétera cuando les vea en alguna de las francachelas que se dan en Ginebra o en la ONU, mientras juegán con el terror de los ciudadanos del mundo.

6. Si usted se cree, don Caspar, que por ser ministro y tener refugio atómico va a poder eludir la acción del quinto jinete del Apocalipsis, entonces es que de verdad, y sin ánimo de ofender, se merece usted el nido del cuco más que la poltrona de mando./