Acuerdo sobre Líbano, desacuerdo sobre el problema palestino
Acuerdo sobre Líbano, desacuerdo sobre el problema palestino. Así se podrían resumir las conversaciones mantenidas en Washington del 26 al 28 de agosto por el ministro de Defensa israelí, Ariel Sharon, con el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y el secretario de Defensa, Caspar Weinberger.
Estados Unidos está de acuerdo con Israel en pedir la retirada de todas las fuerzas extranjeras del territorio libanés. Por otra parte, después de algunas vacilaciones, los norteamericanos apoyan ahora abiertamente a Bechir Gemayel, el nuevo presidente electo de Líbano. Las últimas declaraciones hechas en Beirut por Charles Percy, presidente de la comisión de Asuntos Exteriores del Senado norteamericano, así lo confirman.
Sin duda, este cambio inesperado de Washington, que tradicionalmente consideraba a Gemayel "un señor de la guerra", se debe más a la insistencia del rey Jaled de Arabia Saudí, favorable al nuevo presidente libanés, que los argumentos israelíes; pero esto no impide que la concordancia de los puntos de vista de Israel y Estados Unidos en este aspecto refuerce considerablemente la posición de Jerusalén, y en particular la de Ariel Sharon, que confió desde el principio en el líder de las falanges libanesas y le abasteció de armas y equipo militar.
En este tema, la convergencia entre israelíes y norteamericanos, perceptible desde el comienzo de las hostilidades, en junio, es todavía más clara hoy, tras la victoria militar del Estado hebreo.
No ocurre los mismo con relación al problema palestino. En este punto, las divergencias fueron y siguen siendo serias. Estados Unidos afirma con insistencia que la reapertura de las negociaciones sobre la autonomía palestina es no sólo urgente, sino que debe estar basada sobre una flexibilidad notable de las posiciones israelíes. Los norteamericanos exigen del Gobierno israelí que detenga la colonización judía en CisJordania y Gaza durante toda la duración de las conversaciones, "para crear un clima favorable a los compromisos mutuos y animar a Jordania y a los palestinos a sumarse a las discusiones".
Negociación y respeto
Shultz ha pedido al general Sharon reinstalar en sus puestos a los alcaldes palestinos destituidos por el Gobierno militar israelí. Finalmente, Washington pide que no se excluya el futuro estatuto de Jerusalén del orden del día de la negociación.
Ariel Sharon ha rechazado categóricamente estas sugerencias norteamericanas. El ministro israelí ha señalado a sus interlocutores "los peligros" de una política que exija a Israel dar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) "un premio de consolación para endulzar el amargo sabor de su derrota".
En Jerusalén se consideran las presiones norteamericanas para relanzar rápidamente las conversaciones sobre la autonomía no sólo "inadmisibles, sino muy extrañas", en tanto que el propio Egipto no parece en absoluto interesado en reemprender las negociaciones. El Gobierno de El Cairo ha hecho saber que no se sentará a la mesa de negociaciones mientras dure la ocupación. militar israelí de Líbano y ha puesto una condición suplementaria: la aceptación previá por el estado de Israel del derecho de los palestinos a la autodeterminación.
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