Maestros de la polifonía, en el curso de barroco y rococó de El Escorial
El IV Curso de Música Barroca y Rococó, que patrocinan la Dirección General de Música y Teatro, del Ministerio de Cultura, la Diputación Provincial de Madrid y la Casa Garrido Bailén, dio comienzo el pasado lunes en San Lorenzo de El Escorial. Los conciertos empezaron en el Real Coliseo Carlos III, con la actuación de los solistas de la Chapelle Royal de Pans. Este, grupo vocal, que dirige Philippe Herroweghe, se ha especializado en la interpretación de la polifonía de los siglos XVI, XVII y XVIII. Pero en esta ocasión su concierto se ciñó exclusivamente a piezas de polifonía religiosa y profana del Renacimiento, más bien de la etapa manierista y de los comienzos del barroco.
Fue un precioso programa.deáde el punto de vista estético e histórico, lleno de hermosos ejemplos de la intensa relación texto literario-música, a través de los más variados y señeros estilos y formas de una época gloriosa para la música vocal europea y para la renovación de una estética.
Un acompañamiento escueto
Todo ello -motetes, responsorios, madrigales, arias- fue puesto en pie sonoro por la Chapelle Royal y un escueto acompañamiento instrumental. El denso entramado polifónico y la honda espiritualidad del flamenco Philippus de Monte, prolífico madrigalista que sirvió en la capilla madrileña del rey Felipe II, introdujeron al público en el clima del concierto, por desgracia inhabitual entre nosotros. A Philippus de Monte siguió Carlo Gesualdo, príncipe digno de figurar en alguna de las Crónicas italianas de Stendhal, siempre insólito, sorprendente por sus contrastes, efectos coloristas y desgarrados.Y por fin, Claudio Monteverdi, arquitecto de madrigales, impulsor de una seconda prattica musical que, partiendo de aquel principio de la Camerata florentina del parlare cantando, impuso decididamente el nuevo estilo barroco, uniendo voces e instrumentos con insuperable sentido de la expresión dramática en todos sus matices. Unos matices que transmitieron con maestría estilística las voces de la Chapelle Royal -Agnes Mellon, Guillemette Laurens, Henri Ledroit, Howard Crook, Marc Meersman y Peter Kooy-, cantando, como es ideal para este tipo de música, a cuerpo limpio (una sola voz para cada parte real) los dificilísimos pasajes de tan exquisita herencia polifónica.
Philippe Herreweghe corroboró su prestigio internacional (ha grabado música vocal de Orlando di Lasso, Palestrina, Bach, Rameau, y fue muy celebrada su versión discográfica del Requiem -1764- de Jean Gilles) y el que disfruta entre sus numerosos alumnos españoles. Dirigió todo el programa con sobriedad y eficacia. Los violinistas Emilio Moreno e Isabel Serrano, junto a la clavicembalista Aline Parker, colaboraron, como expertos en esa práctica y conocedores del estilo.
El violagambista español Jordi Savall y el clavicembalista holandés Tom Koopman ofrecieron anoche, en igual marco, un recital dedicado a los grandes compositores para viola de gamba del barroco francés, centrado en las figuras de Marin Marais (1656-1728) y Antoine Forqueray (1672-1745).
Babelia
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