La frustración de los años dorados
En sus últimas entrevistas, José Nieto siempre añoraba sus años de esplendor como actor. Aquella época donde el cine español tenía un peso real y una repercusión en el mercado latinoamericano gracias al gran apoyo que recibía del Estado y a la subestructura que le mantenían.Nacido en 1902, sus ochenta años de vida son la historia de un cine español que está a punto de tener una cierta importancia cuando corta su vida la llegada del sonoro, que desaparece con la guerra civil, que sólo adquiere importancia con las películas de propaganda político-religiosa que se hacen durante los años cuarenta y cincuenta y que más tarde sucumbe ante la invasión de las superproducciones nortemericanas.
Por todo ello, resulta extremadamente difícil hacer una valoracion del trabajo de Pepe Nieto en la medida que en sus obras con grandes realizadores norteamericanos se limita a hacer breves intervenciones y sus grandes papeles son en películas desvirtuadas por la publicidad de la ideología de los triunfadores en los primeros años de una amarga posguerra.
La carrera de Nieto, como la de la mayoría de los actores que trabajan en especial durante la posguerra, arrastra una frustración que ellos trataban de arreglar remitiéndose a sus años dorados, pero que difícilmente puede tener arreglo.
