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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una sola guerra para América Central

EFRAIN RIOS MONTT, el general que se nombré a sí mismo presidente de Guatemala para regular la represión que ejercía el anterior régimen de extrema derecha, ha prorrogado el estado de sitio -que había declarado por un sólo mes el 1 de julio- en vista de que lo que debía ser "la batalla final contra la subversión" no ha conseguido aún sus fines. Es de temer que no lo consiga en este nuevo mes; y quizá nunca. El mismo lo teme: cree que "dificilmente se desarticulará a la guerrilla" porque ésta tiene conexiones internacionales". Esta es efectivamente la base de toda la situación en Centroamérica: las guerrillas tratan ahora de unificar y coordinar sus esfuerzos, y los Gobiernos de los países comprometidos también. Va tomando, el carii de una sola guerra, y las fronteras van teniendo importancia menor. Honduras y El Salvador tratan ya de apartar sus preocupaciones fronterizas -que les llevaron a la guerra en 1969-, en vista de que esas fronteras hierven ahora de guerrilleros- que los dos Gobiernos consideran como "enemigo común" y cuyas acciones, efectivamente, se desarrollan en los dos países. Alvaro Magaña, presidente de El Salvador -extrema derecha-, y Roberto Suazo Córdoba, presidente de Honduras -a quien se considera moderado-, han tenido ya entrevistas para coordinar sus acciones. Guatemala se une a ellos. Honduras y El Salvador tienen ya ayuda directa de Estados Unidos, que arma y adiestra a nicaragúenses somocistas para que a su vez creen una guerrilla, una subversión contra Nicaragua, el cuarto Gobierno de esta guerra, y el que representa lo contrario de los otros tres: un Estado de izquierdas. Las penetraciones de rebeldes en Nicaragua desde Honduras y desde Costa Rica tienen este origen.

Guatemala, a su vez, pretende obtener la misma ayude Estados Unidos: dinero, armas, especialistas en guerra subversiva, adiestramiento en campos americanos. Por eso, Efraín Ríos Montt insiste tanto en el carácter "internacional" de la guerrilla, tema naturalmente grato a Estados Unidos, cuya tesis oficial es la de que los revolucionarios de América Latina son una sola acción de la Unión Soviética, realizada por Cuba y por Nicaragua. Creencia que puede hurtar el conocimiento real del fondo del problema y, por tanto, los apuntes de solución: el miserable estado social de toda la región y la irreductibilidad de la represión. No son las sublevaciones y las revoluciones las que han depauperado la zona, sino que son la consecuencia de esa pobreza creciente y sin restafiar jamás. En una entrevista para el Times de Los Angeles, Francisco Bianchi, ayudante del presidente Ríos Montt, mantuvo la teoría de que "los rebeldes se organizan localmente, pero sus altos dirigentes son todos internacionalistas: se mueven de un país a otro y organizan la cooperación mutua".

También en este caso de América Central la opinión europea es distinta de la de Washington. Hace unos días, la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la Co munidad bloqueó un plan de ayuda a América Central -65 millones de dólares-, sobre la base de que algunos Gobiernos -concretamente, el de Guatemala- están violando los derechos humanos. La tesis de una sola guerra, que forma parte del enfrentamiento del Este y el Oeste, se estima como muy peligrosa, en vista de que puede dar al grupo de conflictos un carácter mucho más grave, comprometer en él directamente a Estados Unidos y aumentar, por consiguiente, la tensión mundial. La idea europea coincide más con las de otros períodos de los Estados Unidos, especialmente con las de la época de Kennedy y la creación de la Alianza para el Progreso: restablecer las democracias y ayudar a crear unos sistemas sociales y económicos capaces de reducir la violencia.

Sin embargo, en el terreno, en la práctica, la unificación de los conflictos en una sola guerra va siendo cada vez- más patente. Si las guerrillas se coordinan, los Gobillmos y sus ejércitos también, unidad a la que da mayor consistencia la dirección técnica y la ayuda económica de Estados Unidos. Puede que, al final, todo vaya a un objetivo inmediato: la ocupación de Nicaragua y la conversión de su régimen en otro más de la constelación de extrema derecha en esa zona del continente. Lo cual no podrá significar que esa guerra termine ahí. El tema es más vasto, más profundo.

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