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El surafricano Raubenheimer ganó el concurso de piano Paloma O'Shea con el 'Concierto número 3' de Prokofiev

El surafricano Mare Raubenheimer, de 30 años, formado en su país y en los grandes centros musicales de Londres y Nueva York, resultó ganador en la madrugada del jueves en la VII edición del Premio Internacional de Piano Paloma O'Shea, dotado con un millón de pesetas, grabación de un disco y más de sesenta conciertospor todo el mundo.

El ganador interpretó el Concierto número 3, de Prokofiev en la plaza Porticada de Santander, abarrotada de público y con la asistencia de la ministra de Cultura, Soledad Becerril y de la infanta Margarita de Borbón. Raubenheimer también acumuló la bolsa especial de viajes para sus conciertos en México, establecida por la Fundación Santillana y el memorial Casanueva al no haberse podido otorgar a ningún participante español.El resto de los importantes galardones fue distribuido del siguiente modo: segundo gran premio al soviético Oleg Volkov; tercero y música contemporánea al francés Yves Rault; cuarto, música española y obras de Federico Mompou, al norteamericano de origen chino, Alec Chien; quinto premio, al francés Eric N'Kaoua y sexto, al japonés Mazuoki Fuji. Jean Efflam Bavouzet, de Francia, obtuvo el premio especial para un joven con grandes posibilidades.

Tres rivales

Las pruebas finales a las que debían llegar tres concursantes, se desarrollaron esta vez en dos campos: música de cámara y concierto con orquesta. Era novedad la primera porque supone, en principio, una nueva dimensión para juzgar a los concursantes que incide, muy particularmente, en sus condiciones de musicalidad. Contando con la colaboración del concierto Janacek -menos brillante que en otros períodos de su historia- es cucharnos a Yves Rault en el Quinteto en la mayor, de Dvorak. A Raubenheimer, en el de Schu mann, en mi bemol mayor, y a Vol kov, en la Opus 57, de Shostakovitch.Los tres finalistas justificaron el voto del jurado con una inflexión muy marcada a favor del pianista surafricano y una exhibición de be lleza técnica y estilista por parte de su rival francés, en tanto el soviético, en obra de menores posibilidades como es la de su compatriota Shostakovitch, quedó situado ante el público en cierta posición de desventaja.

Otro tanto le sucedería a Yves Rault en la prueba con orquesta al elegir las Noches en los jardines de España, de Manuel de Falla, página de hondura musical y preciosismo conceptual donde las haya, pero de ningún modo pieza de batalla para ganar una competición frente a Prokofiev o Chaikovsky. Con todo, hay que subrayar que Rault entiende los nocturnos con excelente criterio y una visión poética capaz de realizar las intenciones evocadoras, que no descriptivas, perseguidas por Falla.

Obra excelente, en sí misma y como pieza de bravura, el Concierto número 3, de Prokofiev, que dio ocasión al surafricano Raubenhei mer para lucir la madurez de su técnica -segura, potente, de alto vuelo- y de su estilo maduro y fascinante, como forjado en bronce. Después de tan excelente ver sión Raubenheinier se afirmó en el ánimo de todos con el inequívoco gran prernio, tal y como pasadas un par de horas lo confirmaría el fallo del jurado.

En cuanto al Tschaikowsky de Oleg Volkov, tuvo exactamente los méritos para alcanzar. un segundo gran premio, muy importante en un concurso de la categoría del Paloma O'Shea y del nivel mantenido en su séptima edición. Quiere decirse que, sin llegar a la técnica avasalladora con que hoy se expone el Concierto en si bemol menor, el pianista soviético lució un instinto musical acentuadamente romántico, una capacidad muy amplia para las coloraciones, sonoras y una voluntad de interiorizar lo que, en otros muchos, es puro aparato exterior.

Un aspecto del fallo, acogido con general aceptación, se refiere a los tres premios acumulados por Alec Chien. El reconocimiento del pianista chino- norteamericano como formidable intérprete de Albéniz y Soler o penetrante traductor de Federico Mompou, constituye uno de los capítulos más bellos del presente concurso.

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