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Decretado el estado de urgencia en Sri Lanka

El Gobierno conservador de Sri Lanka, ex Ceilán, decretó ayer el estado de urgencia en todo el país y envió refuerzos de policía y soldados a la región de Galle, en un intento de controlar los enfrentamientos entre las comunidades musulmana y cingalesa.

Según un primer balance oficial, los incidentes registrados en los últimos cuatro días han provocado al menos dos muertos y 65 heridos. El principal foco de tensión se produjo en Galle, a 115 kilómetros de la capital de Sri Lanka. Setenta personas han sido detenidas.

Incidentes entre la minoría Tamil, localizada en el norte de la isla, y los cingaleses se habían producido ya el año pasado en Jaffna. En aquella ocasión, diecinueve policías fueron muertos por militantes tamiles, que reclaman un Estado independiente.

Estos nuevos incidentes reflejan el malestar político ante las próximas elecciones presidenciales y legislativas, tras una reforma constitucional mal recibida por los partidos de la oposición de izquierda.

El deterioro de la situación económica de Sri Lanka ha hecho perder posiciones al presidente Junius Jayewardene, que fue elegido triunfalmente en 1977. Su rival, Sirimavo Bandaranaike, pese a haber sido privado de sus derechos políticos durante siete años, ha recobrado su popularidad entre numerosos electores, decepcionados por los resultados de la política económica de los conservadores.

Bandaranaike cuenta con el apoyo de un pequeño pero activo partido trostkysta, del partido comunista y con simpatías en India, donde su experiencia de gobierno socialista fue bien, recibida.

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A finales del pasado mes de junio, la región norte de Sri Lanka fue puesta en estado de alerta al descubrirse un importante alijo de armas destinado, según el Gobierno de Colombo, a los independentistas tamiles. Según la policía, estas armas fueron enviadas desde el puerto indio de Madrás, donde la policía había detenido a varios nacionalistas tamiles, pero se había negado a extraditarlos a Colombo.

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