Crece la tensión europea en torno al embargo del gasoducto soviético
Francia recrudeció ayer sus críticas a la Administración Reagan, a causa del embargo decretado por Washington contra las compañías que colaboren en la construcción del gasoducto soviético. El ministro de Relaciones Exteriores, Claude Cheysson, se lamentó de la "ceguera americana" en relación a los principios de la economía de mercado defendidos por los EE UU: "Están cuestionando los contratos de empresas privadas. Esto es terrible".Para Cheysson, la crisis tendrá dos consecuencias básicas. Empujará a los europeos a "pensar en europeo" y a depender lo menos polible de las licencias norteamericanas, a la par que conducirá a la URSS a desarrollar estas tecnologías que ahora se le rechazan.
Tan significativo como él mantenimiento de la dureza gubernamental ha sido la toma de postura de la patronal. Su presidente, Yvon Gattaz, ha declarado en Washington -donde se encuentra de visita- que el embargo sobre el material destinado al gasoducto podría "volverse" contra las empresas americanas y favorecer al Japón, puesto que dicho país "se apresta a conquistar nuevos mercados" para el caso de que se malogren las buenas relaciones existentes desde hace tiempo entre las empresas francesas y norteamericanas. Gattaz subrayó además que el material destinado al gasoducto "no es alta tecnología" y que el embargo "no interesa a las compañías norteamericanas".
Los otros países comunitarios van concretando día a día sus posturas. Así, el ministerio italiano de Asuntos Exteriores publicó ayer una nota en la que defendía que los contratos firmados con la. Unión Soviética debían ser cumplidos, si bien insistía en la necesidad de extremar el diálogo para evitar la ruptura con Washington. Italia ha conseguido, de otra parte, una moratoria de la Unión Soviética para decidir finalmente su participación en la construcción del gasoducto, decisión que debe tomar antes del próximo 30 de septiembre.
La principal compañía de la República Federal Alemana que colabora en la construcción del gasoducto, la AEG-Telefunken, ha anunciado que cumplirá el contrato.
Estas tomas de postura no han modificado, sin embargo, la postura de Washington. El vicepresidente George Bush manifestó ayer que Ronald Reagan no contemplaba la posibilidad de levantar el embargo, salvo en el caso que los dirigentes polacos levantasen la ley marcial, liberasen a Lech Walesa y acabasen con la represión al movimiento sindical. El Departamento de Estado, en un estudio confidencial enviado a veintisiete embajadas norteamericanas, ha calculado que las repercusiones económicas del embargo serán más graves para Europa que para la URSS, contrariamente a lo que afirma la Administración. El informe señala que si las naciones occidentales industrializadas redujesen sus exportaciones de manufacturas a la URSS a la mitad, el crecimiento soviético sólo disminuiría en 4.500 millones de dólares, mientras que el de los países occidentales lo haría en 30.000 millones.
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