Ha muerto el filósofo catalán Josep María Calsamiglia
Desarrolló una extensa labor pedagógica y editorial
El filósofo catalán Josep María Calsamiglia murió a consecuencia de un infarto de miocardio el pasado viernes en Arenys de Mar, a los 69 años, mientras se encontraba en casa de unos amigos. Nacido en 1913, cursó estudios de Filosofía en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde fue profesor. El régimen triunfante tras la guerra civil le inhabilitó en 1939 para el ejercicio de la enseñanza. Volvió a las aulas en 1968, al inaugurarse la nueva Universidad Autónoma de Barcelona; desde entonces, compaginaba la docencia con las tareas de editoriales en Seix Barral/Ariel -había sido fundador de esta última editorial- y Laia.
Josep María Calsamiglia, considerado como inspirador de la nueva generación de filósofos catalanes, estuvo en la fundación del Colegio de Filosofia de Barcelona, al que pertenecen Eugenio Trías, Xavier Rubert de Ventós, Josep Ramoneda, Jordi LLovet y Miguel Morey.En 1979 se le tributó un homenaje en la Universidad de Barcelona, al que asistieron, entre otros, Manuel Sacristán, José María Valverde, José Luis López Aranguren, Jordi Maragall y Rubert de Ventós. Al homenaje se adhirió el consejo ejecutivo de la Generalidad de Cataluña.
El pensamiento de Calsamiglia estaba profundamente influido por la figura de Joaquim Xirau, que fue su maestro primero y compañero después en la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus autores preferidos eran san Agustín y Nietszche y, en segundo lugar, Pascal y Kant, con especial atención a las cuestiones éticas.
La historia de la filosofía de los últimos cuarenta años está aún por escribir, y quienes la aborden se encontrarán con el escollo, quizá insalvable, de que para hacerlo hay que recurrir a dos fuentes, una la oficial y oficiosa, representada en las cátedras universitarias, en los departamentos y en las publicaciones. Otra es la labor realizada necesariamente fuera del mundo oficial. Josep María Calsamiglia pertenece a los que, a su pesar, tuvieron que ejercer desde fuera. Pero la inhabilitación a la que le sometió el franquismo no acabó con su espíritu de filósofo, porque no hay poder que acabe con el pensamiento.
Maestros y discípulos
Se formó Calsamiglia con maestros como Joaquím Xirau, Jordi Rubió, Carles Riba, Jaume Serra Hunter. Y compartió las aulas con discípulos que igualaron la talla de los maestros, baste citar al respecto el nombre de Juan David García Bacca.Al terminar la guerra no pudo seguir dando clases públicamente, pero nunca dejó de hacerlo en privado. Hasta que llegó a la universidad en 1968, recientemente creada la Autónoma de Barcelona, el nombre de Calsamiglia era una especie de mito entre los estudiantes de Filosofía de Barcelona. Se sabía que unos pocos se reunían con él y charlaban de temas filosóficos. Se sabía también que en alguna medida había servido de puente para introducir el marxismo y el positivismo, y se conocía su labor en la editorial Ariel, que en la década de los sesenta editó libros de autores tan significativos como Herbert Marcuse, Bertrand Russell. y Maurice Duverger, entre los extranjeros, y Emilio Lledó y Manuel Sacristán, entre los españoles, residentes ambos en Barcelona por aquellas fechas. Pero apenas se sabía más porque el silencio era en ocasiones mucho más fuerte que la palabra.
Calsamiglia fue siempre un defensor de la palabra. Del diálogo y la conversación. No dejó obra escrita, o apenas la dejó más allá de algunos prólogos -el último, muy reciente, a la obra El sentit íntim (El sentido intimo), de Josep Ramoneda-. Pero dejó toda una- obra hablada y razonada que empieza justo cuando se le prohibió hablar en público y aún no ha terminado.
Babelia
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