El general Bignone promete legalizar los partidos la próxima semana y devolver el poder a los civiles en 1984
El presidente designado argentino, Reynaldo Bignone, prometió a los políticos, con los cuales se reunió el jueves por la noche durante cuatro horas, que su primer acto de gobierno, cuando asuma la Presidencia el próximo primero de julio, será levantar la actual prohibición de los partidos políticos.
Asimismo reconoció la necesidad de celebrar elecciones generales entre julio y octubre de 1983 para que "todo el poder pueda ser entregado a los civiles como máximo en marzo de 1984". Bignone precisé, al parecer, que "voy a adelantar fechas, pero en ningún momento voy a rifar el país".La mayor parte de los diecinueve líderes partidarios, que acudieron a la cita en representación de trece partidos, estimaron positiva y franca la reunión. En realidad, de las cuatro horas consumidas en el encuentro, Bignone utilizó la primera exponiendo de una manera general lo que será su acción presidencial. Las tres restantes las dedicó a'tomar nota de las inquietudes de los partidos, a los que dijo venía a consultar, pero no a pedir apoyo.
Bignone, que omitió explicar cual será supolítica económica, que es lo que más inquietud despierta, dijo que consideraba fundamental promocionar el empleo para paliar el extendido paro, intensificar relaciones con América Latina, mantener las relaciones con el Este en su nivel actual y adecuar aquéllas con Estados Unidos a las circunstancias.
Bignone aseguró que Argentina seguirá reivindicando la soberanía de las Malvinas en los foros internacionales. En cuanto al conflicto del Beagle con Chile, de actualidd en estos días en que regresó a Buenos Aires en misión informativa Carlos Fontín de Rocas, embajador ante el Vaticano y responsable de la negociación de ese contencioso, el presidente designado dijo que Argentina seguirá por la vía de la mediación papal.
Ante la ambigüedad de sus propósitos en materia de economía, el futuro presidente dijo en respuesta a las ansiosas interroganteá de los partidos, que su visión está muy cerca de los planteamientos económicos de la Multipartidaria tal como éstos aparecen en el documento titulado Programa de Reorganización Nacional.
Esta reunión no ha despejado el escepticismo de muchos observadores y, por el contrario, ha avivado las críticas de quienes consideran que los políticos están anteponiendo en definitiva lo que debe ocurrir con los partidos a lo que debe ocurrir con la nación, y avalando indirectamente el continuismo de la gestión militar.
Borrón y cuenta nueva
Se les acusa de estar dispuestos a pasar borrón y cuenta nueva con el Ejército. El programa de la Multipartidaria era criticado ayer por algunos comentaristas porque trata muy superficialmente la trascendental cuestión de la guerra de las Malvinas y la del Beagle. Peor aún, se le reprocha que no haga alusión a la necesidad de rendir cuentas al país sobre el desastre bélico, la destrucción de la economía por los militares y las pasadas violaciones por éstos de los derechos humanos más elementales.
Se entiende que la Multipartidaria puede darle con su actitud aliento a un Gobierno militar debilitado, dispuesto a aceptar unas elecciones que permitan a los partidos correr detrás del poder, a cambio de que no se exijan responsabilidades a las fuerzas armadas.
Varios líderes políticos se han manifestado en este sentido. Raúl Alfonsín, dirigente de Renovación y Cambio de Unión Cívica Radical, dijo ayer que el régimen militar destruyó la industria nacional, desarticuló al movimiento obrero, castigó el disenso, gobernó mediante la represión y el miedo, y lanzó arbitrariamente al país a una guerra improvisada cuya urgencia aún no ha sido explicada.
El presidente del Partido Conservador Popular, Vicente Solano Lima, que n.o asistió a la reunión convocada por Bignone, afirmó que sólo cabe celebrar elecciones inmediatamente, que el proceso político militar está muerto con la retirada de la Marina y la Aviación, y que por consiguiente "avalar el inicio de un nuevo período de gobierno de facto, es un agravio más a la ciudadanía".
Apoyo norteamericano
Al margen de estas críticas, se siguen con gran atención los discretos movimientos de Estados Unidos, que parece respaldar al Gobierno Nicolaides-Bignone a cambio de que celebre elecciones generales rápidamente, y llegue a una solución de la guerra con el Reino Unido.
Esto parece estar lejos del. ánimo de los militares argentinos, que han explicado que sólo firmarán el cese el fuego cuando el Reino Unido levante el bloqueo naval de las Malvinas, ofrezca unas mínimas:. garantías negociadoras y devuelva a los oficiales prisioneros.
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