Las Malvinas, como aleccionamiento militar
Desde que comenzó el conflicto de, las Malvinas no ha pasado un día sin que los medios de información hayan ofrecido al público exhaustivamente los más detallados análisis sobre los aspectos históricos, políticos y diplomáticos de la cuestión. Asimismo, los reporteros sobre el terreno han seguido en la medida de lo posible el desarrollo del enfrentamiento. Sin embargo, existe un plano que, al menos en España, apenas si ha sido tratado, cual es el específicamente militar, que explique las simples noticias bélicas. Las líneas que siguen pretenden llamar la atención del lector hacia este enfoque desde una actitud estrictamente objetiva, en la cual no tienen entrada simpatías o antipatías por los contendientes.Si el que me lea abre un mapamundi, se encontrará inmediatamente con el hecho sorprendente de que uno de los bandos, aquel que se encuentra a miles de millas de distancia, logra tomar la iniciativa militar desde el primer momento pura ocupar el terreno en disputa, mientras que el otro, colocado a reducida distancia, decide adoptar una defensa estática replegado en torno de un pequeño bastión. Desde el momento mismo en que los británicos lograron montar su operación anfibia de desembarco sin reacción estimable de la guarnición argentina de la isla, el desenlace se presentaba cantado.
Antonio Menchaca es escritor, abogado, y miembro del grupo fundacional de Cuadernos para el Diálogo
35 por la primera cadena.
Según todos los indicios, los argentinos no esperaban ser atacados por la espalda, es decir, desde las playas noroccidentales, por considerar probablemente que el enemigo no se arriesgaría a lanzar su operación anfibia desde el estrecho que separa las dos islas mayores, en cuyas aguas podían verse atrapados por el fuego cruzado de ambas riberas y el de los sumergibles y la aviación argentinas.
En consecuencia con tan errónea previsión adoptaron una estrategia estática frente a un adversario decidido a la guerra de movimiento y a la sorpresa" fuese cual fuese su precio. El flanco por el que la audacia británica iba a atacar quedaba desguarnecido. La isla, indefensa.
La isla indefensa, pues los planteamientos estratégicos de corte estático han fracasado casi siempre a lo largo de la historia por muy fortificada que la línea defensiva haya estado -los ejemplos, como el de la línea Maginot, son abundantes-, lo cual permite llegar a la conclusión de que el Alto Mando argentino ha planteado equivocadamente la defensa de las Malvinas, confiando temerariamente en la superioridad de sus fuerzas aéreas, las cuales, a diferencia del resto, se han batido con admirable coraje y eficacia, tomando la iniciativa para atacar como premisa de la defensa, pese a lo cual no han podido alterar las consecuencias de un plan general que sería inexplicable de no seguir adelante con nuestro análisis.
Profesionales y bisoños
Cuando hace unos días escuché por radio al admirado Ernesto Sábato, me sorprendió que explicara el curso de las operaciones en función de la profesionalidad de los soldados británicos y la falta de preparación de los bisoños soldados argentinos, pues la profesionalidad de un Ejército no es algo anormal, inesperado y censurable, sino todo lo contrario, de la misma forma que su falta de profesionalidad es la anormalidad, lo anómalo y censurable, que jamás puede servir de excusa para justificar una derrota sin que forzosamente uno se pregunte cuáles son los motivos de tal situación y los responsables de ello.
En este sentido es menester recordar que Argentina está gobernada desde hace años por una Junta Militar, mientras que el Reino Unido no ha alterado su tradicional manera de gobernarse bajo la supremacía del poder civil. A primera vista parecería a un profano que un Gobierno constituido por los mandos profesionales de las tres armas debía ser superior en el ajedrez de la guerra a un Gabinete de civiles ignorantes de la logística o simplemente aficionados a ella. Y, sin embargo, ha ocurrido. justamente todo locontrario. Aquí se encuentra, a mi juicio, la respuesta al aparente enigma.
Efectivamente, la profesionalidad de un Ejército, sea el británico en este caso, sea el que fuere en otra ocasión, se debe anl e todo a su plena y exclusiva dedicación al ejercicio de su profesión, lo cual es incompatible con la simultánea participación en la política, que acapara y absorbe a quien en ella penetra.
Unas Fuerzas Armadas, sean del país que sean, constituidas en Gobierno supremo de la Nación bastante tienen con ocuparse del agotador ejercicio de la política, lo que inexorablemente les aleja de su dedicación profesional.
Los enemigos exteriores y la defensa contra ellbs pasan forzosamente a segundo término por mucha retórica patriotera que se derroche, y ello se muestra con dramática veracidad cuando llega la hora de la verdad. No creo que haya sido simplemente casualidad o acumulación de virtudes individuales el motivo que explique la diferencia entre el comportamiento de la Fuerza Aérea argentina y las otras, ya que aquella ha venido siendo la menos politizada de las tres.
Este planteamiento no pasa de ser un caso particular de un planteamiento universal. Una vez más se ha demostrado en las Malvinas que cuando unas Fuerzas Armadas dejan de ser subordinadas por la disciplina al poder civil legítimo y caen en la tentación de salvar a la Patria, entrando en la espiral del pronunciamiento, ¡adiós defensa nacional! El país quedará inerme frente al agresor exterior; la moral, por los suelos; la disciplina, deshecha; los cerebros estratégicos, agotados, si tal agresor es un Ejército profesional subordinado al poder civil legítimo. Con un ejército profesional alejado de la política se gana. Con otro enredado en la política se pierde. Así de simple.
No hay alternativa. Cuando en la guerra de 1914 unos generales trataban de imponer su criterio al del Gobierno de Francia arguyendo que "siempre hay dos formas de plantear la guerra", el Tigre Clemenceau, encarnando el poder civil, replicó lapidario: "Si con una de ellas, la suya, se pierde, con la otra se gana". Mutatis mutandis es lo que ha ocurrido en las Malvinas.
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