Mitterrand pide que no se separen de las relaciones globales los problemas de la violencia y la CEE

Las preguntas, más o menos similares, sobre la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) y, más aún, sobre la cuestión vasca, dominaron ayer la conferencia de Prensa ofrecida por el presidente galo, François Mitterrand, que a mediodía de hoy regresa a París Resumiendo una opinión que se recogía en todos los medios diplomáticos franceses, Mitterrand reiteró que esos dos problemas no hay que aislarlos del contexto global de las relaciones hispano-francesas. Y en lo que se refiere a los resultados concretos de su viaje, convino en que "Ia práctica cotidiana responderá", aunque él se manifestó confiado en el futuro. El ministro de Relaciones Exteriores francés, Clau de Cheysson, resaltó la importancia del primer contacto entre el rey Juan Carlos y el presidente.Mitterrand y todo su séquito insistían anoche en los dos vectores determinantes de los resultados que puedan generar las conversaciones de los últimos días: se han puesto las cartas boca arriba por primera vez, y hay que globalizar todas las cuestiones. Pero quizá, como lo subrayó el presidente, hay que esperar el paso de los días para que la traducción en la práctica de esta buena voluntad política oficial diga si los españoles han entendido el discurso francés y si los franceses se han impregnado de esta España que, a toda costa, quiere ser democrática.

El presidente llegó sonriente y distendido al hotel en el que se ha alojado la Prensa internacional que le acompañó. Sin protocolo apenas, de entrada ofreció la palabra a los periodistas. Sólo dos o tres informadores no españoles intervinieron a lo largo de más de media hora de un diálogo que se consumó, no porque el presidente lo interrumpiese, sino porque se agotaron las cuestiones sobre los contenciosos principales.

El jefe del Estado francés reiteró las mismas respuestas aproximadamente sobre los dos temas: "Creo haber comprendido el problema vasco antes de venir aquí", "Francia no aceptará el principio de las extradiciones, pero se modificará la legislación firmada por los dos países sobre esta cuestión". "Es un deber para Francia apoyar la democracia española, y sé que la violencia y el permanecer al margen del Mercado Común pueden entorpecer la democracia, que sé muy bien que es un bien precioso".

"España no debe pensar que Francia ha de resolver el problema vasco". "Existe unidad de tono para valorar la gravedad de la violencia y de la importancia de la adhesión de España a la Comunidad" por parte de los líderes de los cuatro partidos representados en el Parlamento, a los que recibió durante su estancia en la capital española. "Francia debe ayudar a España para evitar el crimen, y no sólo para castigarlo". "El problema vasco no tiene sus raíces en Francia". "Se tomarán las medidas oportunas en materia de seguridad pública y para combatir la violencia, sobre todo en el País Vasco".

Mitterrand, al inicio de la conferencia de Prensa, advirtió que había realizo este viaje a pesar "del escepticismo de la Prensa francesa y de la hostilidad de la española". El jefe del Estado francés no se inmutó en ningún momento, a pesar del aluvión vasco-comunitario, aunque evitó algunas respuestas e incluso comentó una vez: "Es un honor para mí no responderle a usted".

Respecto a la impresión que le habían causado el rey Juan Carlos y el funcionamiento de la democracia hispánica, comentó: "Se ha organizado un sistema parlamentario sin volver a la República y con unanimidad. Me parece haber comprobado que el Rey, que ha dado pruebas de valor, goza de una gran autoridad y de la confianza del pueblo español".

A algunos de los presentes les sorprendió el segundo plano en el que se colocaron los periodistas franceses, que fueron más bien espectadores de la actuación de sus colegas españoles. Algunos entendieron que ese mutismo fue una prueba de deferencia. Otros lo entendieron como una especie de recochineo.

El ministro de Asuntos Exteriores francés, Claude Cheysson, al final de la conférencia de Prensa, declaró a EL PAIS que Ios problemas, verdaderamente, se han abordado. En lo sucesivo, con los próximos contactos entre varios ministros españoles y franceses (Agricultura, Economía), se avanzará". Y Cheysson recalcó: "Todo lo positivo de esta visita se desencadenó con la comida de la Zarzuela, el primer día, entre el presidente y el Rey. Este contacto inicial fue positivo".