El agua
Me llama tempranero el alcalde de Marinaleda, Sevilla, el agua, el agua, que no tienen agua, mira, Umbrá, el verano pasado estuvimos con una hora diaria de agua, este año llevamos veintitantos días sin agua, hemos hecho huelga de luz, Umbrá, y nos hemos encerrado, yo con toda la corporación, hasta que venga el agua, no podemos beber, estamos locos, y nadie resuelve nada, pero aquí cerca hay mucha agua, bastante agua, lo que no hay es voluntad, Umbrá, eso es lo que no hay. Madrid qué sabe.Marinaleda, un alcalde entero. En las Zalameas socialistas. de hoy -hondo Sur-, la doncella a defender es doncella de agua, el agua es la doncella cuyo honor, que es la sed, y cuya honra, que es el buen reparto, tienen que defender alcaldes ya zurrados como viejos toreros que un día torearon de estribo en Sevilla.
-Mirá, Umbrá, el Duque del Infantado tiene toda el agua, pero no nos la da, o sea que no la suelta, esto, Umbrá, es la Edad Media, como siempre, no hay agua por un lado ni por otro, hay agua por todas partes, y los pueblos de por aquí tienen mucha, pero nosotros, con la red completa y bien monta4a, no tenemos agua. El Gobierno tendría que ser, el Gobierno, Umbrá, sólo nos dicen que tenemos que hacernos de una Comunidad de las aguas, y si nos hacemos, dentro de unos años tendremos agua. Así es que no se puede, Umbrá.
Agua cautiva de los grandes duques, como princesa medieval, encadenada agua del Sur, ¿pero no se habían ganado allí unas elecciones, no iba a ser el socialismo sencillo como el agua, viajero y general como los ríos? Hay pueblos, como Marinaleda, bebiendo "un agua aislada", que dijera el poeta, el agua resignada, alucinada, de la sed, el agua que no hay y será enfermedad, o un espejismo colorado. Madrid qué sabe.
-Habría que expropiar el pozo del señor duque, pero el señor duque tiene siete mil hectáreas, aquí en Andalucía, y nos encerramos en la Diputación, y el PSOE nos dice que somos molestosos, por los Mundiales y todo eso, y pide al gobernador que nos despeje, pero el gobernador se ha negado, que están mal entre ellos, y no han mandado guardias, el agua, como yo digo, es un don de la naturaleza.
Molesto, molestoso, el alcalde de Marinaleda, profesor de EGB, que no vive de la política, que vive de su trabajo, el gobernador le ha puesto mala nota por dejación del cargo, van a por él, dice, el pueblo tiene sed y lo que se ha iniciado, es la caza del alcalde, alimaña de: la heráldica popular, regidor rampante y pedáneo que no gusta en Sevilla.
-Yo no vivo de la política, Umbrá, que vivo de mi trabajo, profesor de egebé, y a eso le llaman dejación del cargo municipal, como a esto de encerrarme con el vecindario, hacer causa común, quieren eliminarme yo creo que unos, y otros.
Bueno, pues ya está, ya tenemos el monstruo del lago Ness de este verano, un verano sin agua y sin lago allá por Marinaleda, sólo con el monstruo de la sed, que algunas iluminadas han visto vestido de duque a la luz de las rastrojeras del cielo.
¿Pero no había ganado el pueblo unas elecciones, allá abajo? Le digo al alcalde que se vea con Escuredo, en eso estamos, dice, con él tengo pendiente una entrevista, a ver qué dice, Marinaleda, nombre con mar y arboleda, que de vez en cuando emerge en la geografía de la actualidad con su épica y su lirica, Edipo de las cabras muerte) a sed, doncellas de agua atadas a la encina del latifundio, como las hijas del Cid, un duque repartido en siete mil hectáreas, como una nación, un gobernador/comendador como del Tenorio.
Toda la profecía del agua, querido Carlos Sahagún, cumpliéndose contra los "estatutos del vino", que es la sangre. Madrid qué sabe.
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