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Crítica:ÓPERA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El equilibrio sereno de Montserrat Caballé

Con Don Carlo, de Giuseppe Verdi, el gran teatro del Liceo -dentro del II Festival de Opera que organiza Pro Musical-, cierra brillantemente el capítulo operístico en una versión viva y llena de emoción. En el reparto han participado grandes voces, y cabe destacar la dirección escénica a cargo de Antonello Madau-Díaz, que contaba con el rico y sensible vestuario de Luchino Visconti.Con Don Carlo, partitura de gran poder armónico y melódico y con un tratamiento vocal del lirismo exquisito y sugerente, el compositor de Parma llegó a un paso de lo que luego sería su gran creación: Aida. La enorme fuerza expresiva del viejo rey Felipe constituye parte central de una acción de contínuos contrastes, cuya música, siempre al servicio del drama, palpita y describe con absoluto realismo el gran poder teatral de esta singular ópera.

Don Carlo, de Giuseppe Verdi

Intérpretes: Montserrat Caballé, Nicola Ghiuselev, Josep Carreras, Bernd Weikl, Víctor van Halem y Elena Obraztsova. Orquesta y coro del Gran Teatro del Liceo. Director. Chjarles Vanderzand. Gran teatro del Liceo. 21 de junio.

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El 'nuevo' Liceo

Estrenada mientras se consideraba como la mejor música, la alemana, Don Carlo obtuvo, sin embargo, un gran éxito en París el año 1867. A la altura de las circunstancias ha estado la versión escuchada en el Liceo. Hubo sólo un contratiempo que en nada afectó la buena marcha de la representación. Caballé actuaba indispuesta y quiso que esto se comunicase al público del Liceo. Ello se hizo entre el segundo y el tercer acto y la sesión continuó con toda normalidad. Nuestra soprano, a pesar de ver mermadas sus facultades, supo desempeñar el papel de Isabel de Valois con un bello, sereno y oscilante equilibrio entre las más diversas tensiones psicológicas que envuelven a su personaje.

Buena labor de Nicola Ghiuselev en el trabajo de Felipe II. Actuó con propiedad y con sufiente maleabilidad, logrando crear este importante papel con voz firme y elocuente ya desde su dúo con Rodrígo o con íntima desesperación en la emotiva ella giammai m'amo. Sus cualidades dramáticas se vieron evdenciadas, sobre todo en el gran inquisidor. Aquí merece aplaudir también la labor del bajo, Víctor van Halem, cuya veracidad y perfecta asimilación del personaje nos impresionó.,

Josep Carreras fue un don Carlo brillante, apasionado y enormemente expresivo. Con un derroche de voz, aunque a veces algo innecesario, dio vida a esta heroica figura. No menos afortunado estuvo Bernd Weikl en el palel de Rodrigo. Cantó espontáneamente con voz amplia y potente. Su gran efusividad encontró buena pareja con su compañero Rodrigo.

Bien la orquesta en manos de Vanderzand. Este logró agilidad y cohesión creando los variadísimos climas con justo equilibrio, lo que permitió a los cantantes expresarse cómodamente.

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