337 escritores de 38 países están privados de libertad, según el Pen Club Internacional
Böll denuncia en 'Interlit 82' el abuso de las etiquetas 'cristiano' y 'comunista'
Al menos 337 escritores y periodistas de 38 países se encuentran actualmente en prisión o en campos de trabajos forzados según las cifras recogidas por el Pen Club Internacional, según ha declarado en Colonia (República Federal de Alemania) Michael Scammell, presidente del Comité de Escritores en Prisión en la citada organización literaria, en el curso de las jornadas internacionales Interlit 82 que se celebran bajo el lema Escritores por la paz.
Scammell explicó que esta cifra está por debajo de la realidad puesto que numerosos países, sobre todo en Africa y en Asia, omiten la publicidad de cualquier relación de intelectuales encarcelados.Por otra parte, el novelista y premio Nobel alemán Heinrich Böll denunció el pasado lunes, en el curso de las mismas jornadas, la utilización de etiquetas como la de comunista para designar a personas y movimientos que no están de acuerdo con las condiciones de rapacidad y de injusticia que se dan en muchas partes del globo.
En una ponencia presentada en el Congreso Internacional de Escritores por la Paz, Interlit-82, organizado por la Federación de Escritores Alemanes, y al que asisten autores de casi medio centenar de países, Böll denunció también la propagación por medio de la literatura y de la Prensa de clichés que sólo sirven a los enemigos de la paz en el mundo.
"He tenido el honor de ser calificado con esa palabra, la de comunista, que tan vasto campo de aplicación tiene", dijo irónicamente Böll, aludiendo a la campaña organizada hace algún tiempo contra su persona por la Prensa derechista de este país, "y no me preocupa, pues, al fin y al cabo, está relacionada con otras como comunión o comunicación".
Al mismo tiempo, sin embargo, el autor de Opiniones de un payaso expresó sus dudas sobre la validez de ese tipo de conceptos -lo mismo el de comunista que el de cristiano-, de los que tanto se abusa.
Amenazas
"Me pregunto", dijo, refiriéndose a la Unión Soviética, "si una potencia imperialista hacia fuera y feudal hacia dentro, una potencia que resulta amenazadora no sólo por su armamento, sino también por su carácter de inabarcable, por su arbitrariedad y que, según ciertos indicios, parece ella misma amenazada por un caos interno, producto de la corrupción, me pregunto si semejante potencia puede calificarse propiamente de amenaza comunista"."Igual que uno se pregunta", continuó, "si determinada! potencias y Estados que se autocalifican de cristianos porque están dispuestos a ir a la guerra bajo ese estandarte que ellos mismos han escogido, le, son realmente".
"Uno puede ser hoy cualquier cosa con tal de ser anticomunista", explicó Böll, quien criticó las promesas de ayuda económica hechas por el presidente norteamericano, Ronald Reagan, al sanguinario presidente vitalicio de Haití, Jean-Claude Duvalier (Baby Doc), en el marco de su iniciativa para el Caribe.
"Me imagino que Duvalier es también católico, singular calificativo, al que yo también creo tener derecho", dijo el novelista, "pero que engloba a gentes demasiado distintas para mi gusto: gentes como Pinochet, Alexander Haig, Ernesto Cardenal, el Papa Juan Pablo II y la mayor parte de la población polaca".
Atención reverente
Böll acabó su ponencia, escuchada casi con reverente atención por el público que abarrotaba la sala, con unas palabras que podrían aplicarse perfectamente al caso de las Malvinas."Sueño con una utopía", dijo: "la de un mundo en el que fuertes y poderosos sean capaces de demostrar su grandeza no reaccionando ante cualquier provocación; un mundo en el que el orgullo y el honor no merezcan el derramamiento de una sola gota de sangre".
En el mismo acto tomó también la palabra el citado escritor Michael Scammell, británico especialista en literaturas eslavas, que se refirió a otro tipo de guerra de la que suele hablarse menos: la que libran muchos Gobiernos contra sus propios pueblos y de manera especial contra sus intelectuales.
"Después de 36 años de paz, más o menos ininterrumpida, globalmente hablando y con excepción de toda una serie de conflictos locales", afirmó Scammell, "hay actualmente más escritores y periodistas encarcelados que nunca".
"Trescientos treinta y siete escritores o periodistas de 38 países se sabe que están privados de libertad, en condiciones muchas veces infrahumanas, no por crímenes perseguibles en cualquier Estado democrático, sino por sus ideas".
Scammell se refirió a la fundación en el año 1960, por el Pen internacional, de un Comité de Escritores en, la Cárcel, que él preside actualmente, y cuyo principal objetivo es luchar por la liberación de los que sufren prisión en el Este o el Oeste por simples motivos ideológicos.
También habló de la existencia de una revista titulada Indice de la Censura, que se edita en Londres y recoge y publica informaciones sobre la práctica de la censura en todo el mundo, además de editar trabajos literarios que no pudieron publicarse en sus países de origen por culpa de aquélla.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.