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Una sociedad de ahorro estafa 39 millones de pesetas a la colonia española en Bruselas

Soledad Gallego-Díaz

La colonia española en Bruselas ha sido víctima de una estafa por valor de unos dieciocho millones de francos belgas (más de 39 millones de pesetas). Cientos de familias de modestos emigrantes han perdido los ahorros que destinaban a las vacaciones de verano y se verán obligados a permanecer este año en Bélgica. Un auténtico terremoto agita la colonia española, que no sabe a quien dirigirse para recuperar sus modestos ahorros y lograr detener los desaprensivos estafadores. Los emigrantes españoles en Bélgica, y sobre todo en Bruselas, participan desde hace años en un peculiar sistema de ahorro conocido como la cagnotte. En diecisiete cafés y en una peluquería, regentados por españoles, se han instalado una especie de huchas comunales en la que cada familia de parroquianos se compromete a ingresar una cantidad fija semanal y a pagar una multa en caso de no cumplir religiosamente su pacto. El propietario del bar o del establecimiento comercial recoge una vez por semana la cantidad total y la ingresa en una sociedad de crédito que les ofrece un 10% de interés. Se trata de la sociedad privada El Crédito Familiar, que dirigía un español, Víctor López, de veintisiete años, con domicilio social en la calle de Antonie Dansaert. López había fundado su sociedad de ahorro con la garantía de una empresa belga, la Assubel Epargne, muy conocida en todo el país.

Hasta este año, Víctor López ha respetado íntegramente su compromiso y cada mes de junio El Crédito Familiar ha devuelto a los interesados las cantidades entregadas a lo largo de todo un año, más los intereses. Con ese dinero, la colonia española organizaba tanto sus vacaciones de verano en España como algunas fiestas comunales.

Interviene la Interpolt

Pero este año, cuando los socios de las diferentes cagnottes han querido recuperar su dinero, se han encontrado con que Víctor López ha desaparecido y que no existe rastro del dinero. Al parecer, López había vendido su negocio hace algunas semanas a un italiano, Alfonso Piparo, que también ha desaparecido.Los primeros en dar la voz de alarma han sido los escasos empleados de El Crédito Familiar. Cuando los abogados contratados por la colonia española han acudido a Asubbel Epargne para solicitar la garantía de esta sociedad o de la comisión bancaria belga se les ha comunicado que El Crédito Familiar había roto en junio de 1981 todos sus lazos comerciales y financieros con la empresa belga. Nadie se responsabiliza, pues, de los ahorros de más de 750 modestas familias españolas.

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