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El retrato fotográfico entusiasmó a la sociedad madrileña del siglo pasado

Apertura de una exposición sobre retratistas

La exposición Retratarse en Madrid, organizada por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, se inauguró ayer en la Sala Barquillo con la presentación de unas doscientas fotografías y tarjetas, pertenecientes a colecciones oficiales y privadas, sobre el tema monográfico del retrato entre 1850 y 1910. Esta muestra, coordinada por Angel Aragonés, ambientada con elementos de los estudios fotográficos de la época, coincide con otras dos manifestaciones fotográficas, la dedicada a la fotografía en España hasta 1900, en las salas nobles de la Biblioteca Nacional, y la colección de Sam Wagstaff, en el Museo Español de Arte Contemporáneo.

El desarrollo del retrato en Madrid, como manifestación social, artística y económica, los estudios profesionales que se establecieron en la segunda mitad del siglo XIX y la aparición de la cartomanía, a través de las populares cartes de visite, son los contenidos de la exposición Retratarse en Madrid, abierta ayer al público en la Sala Barquillo (Augusto Figueiroa, 38), donde permanecerá hasta finales de julio, con horario de seis a nueve de la noche, excepto domingos.Una galería de personajes de la alta burguesía y populares, políticos, escritores y cantantes aparecen en esta exhibición de doscientas tarjetas y copias de placas, pertenecientes a las colecciones de la Biblioteca Nacional, Televisión Española, Manuel Castellanos, Publio López Mondéjar y o,iros, con obras de Juliá, Laureni., Hebert, Alonso Martínez, Allbifíana, Kaulak, Franzen, Alfonso, etcétera, una parte del material realizado por los doscientos fotógrafos que tenían sus estudios en Madrid entre 1839 y 1900, instalados en su mayoría en los alrededores de la Puerta del Sol y la calle del Príncipe. La exposición se complementa con un audiovisual, con texto del coleccionista Publio López Mondéjar, donde se ilustra la evolución del retrato y los gabinetes fotográficos de la época, que provocaron un cambio radical en el tratamiento de la pintura-retrato, hasta convertirse los profesionales en pintores-fotógrafos, según hacían constar en sus firmas.

La época que refleja la exposición es "la edad de oro del negocio del reatrato en la capital de España", según Publio López Mondéjar, cuando "hacerse retratar se convirtió en un signo de progreso social, y nada mejor que la fotografía para que este deseo se hiciera realidad entre públicos más amplios que en la época del retrato o las miniaturas pictóricas".

Señala que tras la limitación del alto coste del daguerrotipo, la aparición de la carte de visite, patentada por Disderi en 1854 y popularizada cinco años más tarde, provocó la democratización del retrato fotográfico.

En la década de los sesenta Madrid se convierte "en el centro de la mayoría de los más prestigiosos retratistas del momento, nacionales y extranjeros, entre los que figuran Eusebio Juliá, Albiñana, Alonso Martínez, José María Sánchez, Muñoz, Martínez Sánchez, Hebert, Terraillon, Gautier y Esperon.

En el audiovisual se comenta la aparición de la cartomanía como una revolución en el campo fotográfico, a partir de los retratos realizados a Napoleón III, en Francia, y a Isabel II, en España, con las colecciones de Juliá, el propio Disderi y los trabajos de Laurent. También se describe la escenografia de los estudios.

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