La competencia para captar ahorros fomenta 'bazares' financieros
Como en muchas otras expresiones de la economía subterránea, el atractivo de dicha actividad está, para el público y las instituciones financieras que la practican, en la evasión fiscal. Al igual que los salarios y otros ingresos, los tipos de interés deben pagar impuestos: si lo reciben particulares, el de la renta; si lo ingresan las empresas, el impuesto sobre sociedades. Pero el problema es que las remuneraciones en especie, incluso las complementarias de los sueldos, no están sujetas a la retención del 16% fijada para los rendimientos del capital.Además, los bancos se han negado hasta ahora incluso a dar a Hacienda la relación de perceptores de intereses. Pese a su buena disposición a colaborar en las liquidaciones fiscales de sus clientes, de cuya liquidez gozan durante algunos días o semanas en compensación por el servicio, han mantenido durante los últimos años su negativa, mientras interponían recursos alegando secreto bancario. Así, se limitan a liquidar las retenciones practicadas a sus clientes, sin explicación alguna.
La declaración de tales rentas queda, pues, a expensas de la moral del contribuyente. Hacienda no tiene capacidad de inspección. Según noticias recogidas de empleados en cajas y bancos, las declaraciones de éstas se ajustan a la realidad en lo referente a tipos de interés, pero no suelen recoger los pagos en especie. De otra parte, entre los contribuyentes suele ser desconocido u olvidado que deben declarar como ingresos los regalos y obsequios sustitutivos de tipos de interés. Fuentes oficiosas de Hacienda han señalado que ahora están inspeccionando declaraciones de 1979, pero que las evasiones por tipos de interés, ó se descubren en una inspección de la entidad, ó no se conocerán nunca.
Las cajas primero
Una ronda de visitas entre entidades españolas de depósitos, efectuada por cualquier persona que diga tener algún dinero, puede deparar grandes curiosidades.
Primero, se dará cuenta de que las cajas de ahorro anuncian, con mayor intensidad que en los últimos años, sorteos de televisores, pisos a bajo precio, vídeos, coches, etcétera. Y que ahora han empezado a ofrecer algunos de estos bienes sin sorteo, es decir, individualmente a quien les confíen sus ahorros.
Los bancos no anuncian. Lo tienen prohibido, y deben someter toda su propaganda al Banco de España, que lo impide. Ultimamente, sin embargo, con el incesante lanzamiento de nuevos productos, han llegado a anunciar estímulos que pueden considerarse remuneraciones en especie, especialmente seguros de diverso tipo. Pero alguno de los más intrépidos se ha visto obligado a suspender su campaña, coincidiendo con la prohibición de una fórmula de imposición a plazo fijo con intereses crecientes.
Pero quien se acerque a muchas ventanillas verá que algunos bancos están dispuestos a regalarle relojes, anillos y pulseras de oro. Y si el visitante les parece decidido a confiarles uno o varios millones a medio y largo plazo, hay algún banco que incrementa sus ofertas: televisores, vídeos, coches.... El Banco de España no ha prohibido en sus regulaciones los pagos en especie: únicamente exige que se le declaren y que el tipo de interés y la remuneración en especie no supere los máximos legales fijados sólo para más de un millón y hasta seis meses de plazo.
Del jamón a 'lo que usted necesite'
En cambio, sí trató hace un año la autoridad monetaria, tras el paquete liberalizador dictado en enero 1981, de meter en cintura a las cajas de ahorro, para aplicarle al menos aquellos máximos. Las cajas se resistieron, y el Banco de España pidió un dictamen de la Dirección General de lo Contencioso del Estado, que les dio la razón. Les salvó que sus estatutos de 1929 y 1933, este último promovido por el socialista Largo Caballero y vigente en muchos aspectos hasta 1977, incluye en su definición el incentivar al ahorro, y fueron promulgados por real decreto y decreto, respectivamente. El intento represor se basaba en una disposición de menor rango, la Orden Ministerial de 19 de enero de 1981.
Cuando las cajas ganaban esta batalla, el auge de los regalos no había pasado del período de incubación. Los más viejos sitúan la prehistoria en los sorteos de jamones y artículos de primera necesidad, allá por las primeras décadas del siglo. Pero la historia empezó hace dos años, con el salto desde los tradicionales sorteos a las ofertas de regalos.
Hoy, cuando las cajas más grandes han podido instalar alguna o varias oficinas en las principales capitales, el hipotético ahorrador puede conseguir de ellas todo lo que necesite en casa sin ir a la tienda o establecimiento especializado. Entre las entidades precursoras de estos verdaderos bazares financieros destacan la Caixa catalana, la de Valencia y la Caja de Zaragoza, Aragón y Rioja, según ha podido determinar una investigación sumaria.
En sus oficinas, el cliente interesado verá que las ofertas van más allá de lo que se anuncia. Si insiste, terminará por recibir la oferta de todo lo que usted necesite. Incluso una de las cajas visitadas, la de Valencia, dispone de un catálogo con fotografías en color de al menos medio centenar de productos: desde aspiradores y aparatos de alta fidelidad a maletas. Las formas de adquisición son muy amplias, si bien todas coinciden en cambiar parte de los tipos de interés (en este caso el mayor es un 13%) por el valor del regalo. Lo habitual en esta caja es sustituir a partir del 8% de interés, pero si el cliente insiste o el tipo no llega a ese nivel, recibe la sugerencia de otras alternativas.
La Caja de Zaragoza, Aragón y Rioja ha llegado a reflejar bastantes de aquellos bienes en trípticos de propaganda a todo color. Bajo el reclamo de regálese un ahorro-plazo, ofrece media docena de vajillas distintas, varias ollas eléctricas, radiocasetes, hornos, motocicletas, relojes, máquinas de escribir, libros, y hasta un coche. En algún caso, el interés del plazo se reduce del 11% o 10%. al 0,10% de las cuentas corrientes, aunque hay distintas fórmulas graduales.
Los imperativos del actual Mundial de Fútbol se han impuesto en un número mayor de cajas. Además de las citadas, han realizado promociones con televisores en color y vídeos, si bien mediante la vía más modesta de los sorteos la Caja de Ahorros de Madrid, Vizcaína, Asturias, de Guipúzcoa, y Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, por citar algunas.
Asimismo, la Caja de Ahorros Vizcaína, a cambio de una imposición a doce meses por 125.000 pesetas, que reciben el 6,5%. de interés, anuncia La Gran Enciclopedia del Fútbol (dieciocho tomos encuadernados) y una "magnifica cristalería italiana de, 49 piezas".
Ninguna irregularidad
Para el asesor jurídico de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), José María Desantes, en los sorteos y regalos sin los cuáles las cajas faltarían a su misma naturaleza de incentivar el ahorro, no hay ninguna irregularidad.
"Siempre han planteado problemas", contestó a otras preguntas, "porque nunca las cajas han dejado de hacerlo. La banca se queja, pero no ha podido prevalecer. Las cajas también se quejan de otras cosas; por ejemplo, no pueden ofrecer valores de renta fija permutables en acciones, al no tener accionistas".
Según Desantes, no es cierto que los incentivos al ahorro estén en auge.
De los 226.588 millones de pesetas que las cajas pagaron el año pagado a sus clientes por depósitos en pesetas (el mismo concepto costó a la banca 593.053 millones), buena parte procedió de cuentas a más de un año, cuya remuneración aumentó cerca de un punto para las cajas y sólo medio para la banca. Pero aquellas partían de niveles inferiores ( 9,57% de media a más de dos años, frente al 12,02 de la competencia) y no se ha podido precisar si tal coste incluye pagos en especie.
Sea por lo que sea, lo cierto es que, tras dos años de pérdidas en las cuotas de mercado (en 1980 pasaron del 32,59% de todos los depósitos al 31,61%.), las cajas se han recuperado ostensiblemente. En 1981 lograron casi estabilizarse, y en los primeros meses del presente año llevan una carrera imparable: frente al aumento del 1,83% en sus recursos ajenos del período enero-abril 198 1, han conseguido un 5,3% en los cuatro primeros meses de 1982.
Pero, sobre todo, las cajas de ahorro están afianzando recursos a plazo sin apenas perder los situados a la vista.
Para medios de las cajas, el recurso a los sorteos y regalos es consecuencia de la desigualdad de trato con respecto a los bancos, nacida de una continua política de parcheo que favorece al más fuerte. Con gran parte de su inversión inmovilizada por obligación y vocación a largos plazos y baja rentabilidad, las cajas tienen que competir hoy con bancos que ofrecen a plazos medios el 14% o 15% de interés, o alguno más.
Según las mismas fuentes, las cajas no pasan del 12% o 13%, pero ahí están sus resultados: ninguna ha tenido pérdidas en 19 8 1, y ninguna ha tenido que recurrir en los últimos años al Fondo de Garantía de Depósitos, pagado a medias con el Banco de España y que ha socorrido entre tanto a una docena larga de bancos.
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