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La invasión israelí de Líbano

Escenas de pánico en Beirut durante las horas que precedieron la declaración israelí de alto el fuego

Israel decretó ayer, a las doce de la mañana -hora de Madrid-, un alto el fuego en todos los frentes de Líbano, que Siria aceptó inmediatamente y por el cual los palestinos se declararon "no afectados", aun que la dirección de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) lo estaba estudiando detenidamente. Sus fuerzas continuaban hostigando esporádicamente a los israelíes en la tarde de ayer.

Hasta minutos después de las doce, la aviación y la marina israelíes bombardearon con una intensidad sin precedentes la periferia sur de la capital libanesa, y por primera vez, barrios libaneses densamente poblados del mismo Beirut, donde a media mañana se produjeron auténticas escenas de pánico.El Estado hebreo renunció, en contra de lo anunciado, a conquistar por primera vez en su historia una capital árabe, pero la castigó duramente. Junto con otros periodistas, este enviado especial fue testigo del bombardeo por la aviación del barrio palestino de la Universidad árabe y de Fajani, totalmente evacuado y posteriormente del ataque por la marina de una zona poblada por libaneses y situada detrás del paseo marítimo, donde los proyectiles cayeron sobre un colegio protestante y la Embajada griega.

Inmensas columnas de humo se izaban hacia el cielo, las ambulancias conducían a los heridos a hospitales desbordados y la población se apiñaba en vehículos que huían a toda prisa, mientras se confirmaba que la dirección militar de la OLP, incluido su líder, Yasir Arafat, que se encontraba en un sótano bunkerizado de un edificio de siete pisos destruidos por los israelíes, estaba ilesa.

El Gobierno sirio, según Radio Damasco, aceptó ayer el alto el fuego y dio instrucciones a sus tropas estacionadas en Líbano -algo más de 20.000 hombres- para que cesen los combates.

El Gabinete israelí había puesto como condición para aplicar el alto el fuego que el Ejército sirio lo respetase, omitiendo mencionar a los palestinos para evitar así entrar en una dinámica negociadora con la OLP, como ya ocurrió en julio de 1981, y que contribuyó a reforzar diplomáticamente a la central palestina.

La Prensa de ayer en Damasco aseguraba, sin embargo, citando al presidente sirio Hafez el Assad, que Siria no aceptaría un alto el fuego que no conllevase una retirada israelí. Pero el régimen sirio adoptó posteriormente una postura más flexible.

Inmediatamente: después de expresar su conformidad con el alto el fuego, el Gobierno sirio reconoció en un comunicado que al menos doscientos de sus soldados resultaron muertos en los seis días de guerra.

Los dirigentes palestinos se preguntan ahora en qué medida la decisión siria no condiciona la suya, obligándoles también a cesar los combates.

Aunque el portavoz de la OLP, Mahmoud Labadi, afirmaba ante la Prensa que los palestinos cuentan, sobre todo, "con sus propias fuerzas para hacer frente al enemigo", es poco probable que sus milicias puedan llevar a cabo acciones que rebasen el mero hostigamiento de las unidades israelíes.

Israel, desde luego, no ha alcanzado todos sus objetivos, en contra de lo afirmado por el Gobierno de Tel Aviv, que aseguraba que el alto el fuego ha entrado en vigo porque la misión "confiada al Ejército de Israel (...) ha sido totalmente ejecutada".

Su Ejército ha destruido en gran parte, aunque subsisten importantes focos de resistencia, la infraestructura militar (de la OLP en el sur de Líbano y ocupa ahora, con cerca de 40.000 hombres, según fuentes palestinas, 2.700 kilómetros cuadrados, la cuarta parte del territorio libanés.

Pero en ningún caso ha decapitado políticamente a la central palestina, cuyos principales dirigentes estaban, sin embargo, a un tiro de piedra de los puestos avanzados israelíes de Jalde, a tan sólo cinco kilómetros de Beirut.

Tampoco ha logrado el Ejército israelí expulsar a los sirios de Líbano, lo que a partir del miércoles pareció ser uno de los principales objetivos de Tel, Aviv, dada la violencia de su ofensiva contra las unidades sirias en Bekaa.

Ahora empezará, sin duda, una larga negociación, con los norteamericanos interpuestos, para determinar quién va a sustituir a los israelíes cuando éstos se retiren. ¿La ONU, una fuerza multinacional compuesta pincipalmente por norte americano s como en el Sinaí, con el comandante cristiano Saad Haddad, aliado de Israel?

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