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La guerra en el Atlántico sur

La inclemencia del tiempo y el hostigamiento argentino juegan en contra de los británicos

Un clima inclemente y el continuo hostigamiento de la aviación argentina, que infligió de nuevo grandes daños a la flota británica, han constituido las dificultades más graves para las fuerzas inglesas que desembarcaron en la isla Soledad hace ya veinte días y aún no han lanzado su tan anunciada ofensiva final contra la capital de las Malvinas.Aviones argentinos bombardearon el martes unidades navales británicas que estaban efectuando un desembarco de hombres y material en un lugar de la costa occidental de la isla Soledad llamado paradójicamente Bahía Agradable y situado a unos veintiséis kilómetros al sureste de Puerto Argentino (Puerto Stanley), según informó el Estado Mayor Conjunto.

De acuerdo con el comunicado oficial, una fragata inglesa resultó hundida tras recibir un impacto directo y estallar poco después. Dos buques de desembarco fueron alcanzados también por las bombas y cohetes argentinos y quedaron varados en la costa, con incendios y explosiones a bordo. Un tercer buque de desembarco se incendió y quedó fuera de combate, mientras que las tropas que habían hecho pie en la costa recibieron también fuego aéreo, que habría causado, según la versión argentina, numerosas bajas y la destrucción de la mayor parte del material desembarcado.

La fragata hundida se identificó, extraoficialmente, como la Plymouth. Los aparatos argentinos partieron de bases situadas en el continente y efectuaron dos ataques contra las naves inglesas, con tres horas de intervalo, sin que Buenos Aires reconociera bajas propias en estas acciones.

Los medios de comunicación argentinos difundieron ayer, con tonos triunfalistas, la noticia del nuevo ataque aéreo contra la flota expedicionaria. La demora de la ofensiva inglesa sobre la capital del archipiélago, que se interpreta generalmente como un signo de debilidad inglesa, y los últimos partes de guerra han elevado de manera notable la moral del hombre de la calle, que debe afrontar de momento otro tipo de malas noticias, como la subida de la carne en un 41% en apenas dos semanas, el descenso del nivel salarial en un 20%. respecto al año pasado o la disminución del producto nacional bruto en un 5,7%. durante el primer trimestre de este año. El gobernador militar de las islas, general Mario Benjamín Menéndez, declaró por teléfono desde la capital del archipiélago, donde están atrincherados los 7.000 argentinos que esperan el ataque inglés, que sus hombres son "soldados de acero, dotados de un corazón valiente" y que están dispuestos a "enfrentar y derrotar al invasor colonialista".

La armada inglesa no esperaba tener que luchar con tanta intensidad contra los elementos estiman expertos militares argentinos. La nieve, las lluvias, la niebla, los vientos huracanados y las bajas temperaturas reinantes en las Malvinas han dificultado el transporte del material británico desde los barcos a la cabeza de playa de San Carlos, y desde ésta, al escenario de la batalla. La falta de puentes y caminos, las turberas y los lodazales habrían hecho muy penoso o casi imposible el transporte terrestre, mientras que la densa niebla hacía muy inseguro el vuelo de los helicópteros.

Tal vez esta dificultad en el transporte por tierra motivó el desembarco del martes, que, según los especialistas citados, estaba destinado a crear un nuevo frente de ataque y a establecer una "reserva táctica" de hombres y material. Los argentinos reconocieron tácitamente que el desembarco se había efectuado, aunque dicen haber causado graves pérdidas a los ingleses.

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