Los libreros, culpables
Un año más, sigo los escritos aparecidos en EL PAIS sobre la Feria del Libro de Madrid, y desearía hacer constar algunas opiniones mías.Respeto y comulgo con la expresión de Carlos Barral "Culpable lector", pero voy a ampliarle la lista con otros culpables, entre los que yo mismo me encuentro: "Culpable librero de barrio".
Y llamo librero de barrio al que tiene en su librería existencias únicas y exclusivamente de libros, intenta conocerlos y apreciarlos y se puede ver a sí mismo como un minibibliotecario. Después de esta grave falta, voy a citar otros porqués el librero de barrio es también culpable:
Por frustrar a respetables personas del barrio, que entran confiadas en nuestras librerías pidiendo filtros para cafeteras, servilletas de papel, manteles con puntilla o, si estamos en mayo, como recientemente me ha sucedido, guantes de comunión.
Por estar mínimamente especializados, fórmula ésta casi imprescindible para subsistir, y no ser simples agentes intermediarios de ventas (como algunas poderosas librerías) de las grandes editoriales y distribuidoras, que premian a esas librerías, o lo que sean, con descuentos especiales y créditos en libros a discreción.
Por no gozar de la presencia de intelectuales de talla que, amén de comprar libros sin pedir descuento, ilustren nuestros esqueléticos cerebros, diciéndonos los libros interesantes que hemos de tener y que nunca encuentran en nuestras estanterías.
Por esperar cualquier idea de algún iluminado cerebro oficial, en la que conciban la presencia de las librerías de barrio como posibles lugares para ubicar bibliotecas públicas y gozar de una infraestructura sin grandes inversiones.
En fin, por intentar ser libreros uno a uno, vender libros de uno en uno e ir desapareciendo en línea de a uno. /
librero de barrio.
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