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Tribuna
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El incierto destino militar de las Malvinas

"¿Cuál será la situación una vez que Argentina se haya rendido y nosotros reconquistemos las islas?". El domingo 23 de mayo, el Sunday Times respondió de este modo a su propia pregunta: "Ahora que una guerra a gran escala ha dejado atrás las negociaciones, sería muy difícil considerar una transferencia de soberanía a Argentina en el futuro previsible. Pero retener las Falklands requerirá un esfuerzo militar, administrativo y financiero que no guarda proporción con las necesidades y posibilidades británicas. Esta es una suprema ironía: esas islas no están vinculadas al interés nacional del Reino Unido".En una entrevista que concedió a la cadena norteamericana ABC, el canciller Francis Pym dio la clave para interpretar las intenciones del Gobierno británico y posiblemente los términos de un arreglo secreto con Estados Unidos. Pym anunció, en efecto, que el Reino Unido solicitaría a "otros países" que cooperasen en la defensa de las islas.

Está claro que si el Reino Unido recupera las Malvinas, no será para entregárselas luego a Argentina. Tampoco para conservarlas indefinidamente, lo cual le resultaría a la vez costoso e inútil.

En 1975, la OTAN consideró la posibilidad de extender su jurisdicción al Atlántico sur. La clausura del canal de Suez (1967-1975) había convertido al Atlántico sur -vía cabo de Buena Esperanza- en una ruta vital para Occidente, que transportaba a través de ella el petróleo de Próximo Oriente. En 1975, la situación del canal de Panamá era todavía objeto de disputas, y la posibilidad de que también esa vía fuera cerrada en algún momento agregaba un motivo para prestar atención al Atlántico sur. Allí, además, la Unión Soviética comenzaba a consolidarse, luego de la sucesiva incorporación de Guinea Bissau y Angola al bloque comunista.

En aquella oportunidad circularon versiones sobre la posibilidad de que el Reino Unido ofreciera las islas Malvinas como base naval: un modo de aliviar la carga que representaba un archipiélago tan distante y conflictivo; a la vez, un modo de consolidar su soberanía allí.

Fue entonces cuando la marina argentina comenzó a sentir la urgencia y a analizar las posibilidades de recuperar las islas. En primer lugar, trató de desactivar el plan discutido en la OTAN. Apenas instalada la Junta Militar, a comienzos de 1976, Argentina celebró contactos con Brasil y Suráfrica para hacer causa común contra el proyecto de extender la jurisdicción de la OTAN. A la vez discutió con esos países y con Estados Unidos la posibilidad de formar una OTAS (Organización del Tratado del Atlántico Sur). En mayo de aquel año, la revista argentina Cuestionario citó a un alto jefe naval en estos términos: "Si las potencias occidentales decidieran que el Atlántico sur pasara a ser controlado por la OTAN, el Reino Unido podría ofrecer las Malvinas como base operativa, y ello consolidaría la presencia británica en las islas. En cambio, si Argentina se anticipara a cualquier decisión externa y lograse la formación de un sistema defensivo regional -con Brasil o con Brasil y Suráfrica, contando con la cooperación de Estados Unidos, pero sin su participación formal-, Occidente pasaría a interesarse activamente en la solución del diferendo argentino-británico y Estados Unidos podría utilizar su ascendiente para lograr que, por fin, Londres reconociera los derechos argentlinos sobre las Malvinas".

Ese proyecto estaba vigente aún a finales del año pasado, cuando Leopoldo Fortunato Galtieri participó, en Washington, en la Conferencia de Comandantes en Jefe de Ejércitos Americanos. Entonces anticipó a altos funcionarios de la Administración Reagan que se proponía desplazar al presidente Roberto Eduardo Viola y hacerse cargo del Gobierno argentino. En esa época, el proyecto de Galtieri era convertir a Argentina en una pieza de la estrategia continental norteamericana y enviar inclusive tropas a América Central.

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A cambio de eso pidió la ayuda norteamericana para forzar al Reino Unido a devolver las Malvinas: algo que Galtieri ya vislumbraba como un factor capaz de unir a Argentina y ensanchar las bases del deteriorado régimen militar.

Para completar la cadena que conduce a la situación actual falta un eslabón: ¿qué fue lo que decidió a Galtieri a intentar la recuperación por la fuerza?

El hecho es que Estados Unidos intentó disuadir a Galtieri, luego medió entre Argentina y el Reino Unido y, finalmente, decidió apoyar a Londres, inclusive en el plano militar. En este ejercicio, Washington puso en juego sus relaciones con América Latina. Sería ilógico que no hubiera previsto obtener un rédito.

Si ofrecer las islas como base de la OTAN era una idea atractiva para el Reino Unido en 1975, ahora debería resultarle verdaderamente seductora. Desde el punto de vista norteamericano, el triángulo Ascensión-Malvinas-Diego García aseguraría el control naval de un área donde hasta ahora la URSS parecía estar en condiciones de establecer un predominio.

Rodolfo H. Terragno es un periodista argentino exiliado en el Reino Unido. Fue columnista del diario La Opinión.

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