La batalla de Ias Malvinas se desarrolla por mar y aire
La guerra de las Malvinas continúa librándose por mar y aire, sin que se produzcan novedades de importancia en el frente terrestre. La aviación argentina causó ayer daños muy graves a un convoy naval británico que intentaba desembarcar pertrechos bélicos en la isla Soledad, mientras que un guardacostas argentino era alcanzado por el fuego de aviones ingleses.
Un destructor hundido, un buque de transporte destruido y abandonado por su tripulación y dos fragatas averiadas fue el resultado de un nuevo ataque contra la flota británica efectuado por la aviación argentina, que perdió un aparato en la acción, según informe oficiales.El combate se registró en las proximidades de la bahía de San Carlos, cuando el buque de transporte, escoltado por tres naves de guerra, intentaba desembarcar aviones Harrier y otro material bélico en la cabeza de playa establecida por los británicos hace cinco días en el noroeste de la isla Soledad, la principal del archipiélago de las Malvinas.
Con el fin de impedir el reabastecimiento de las tropas inglesas, la aviación argentina efectuó tres ataques sucesivos contra el convoy británico. En las operaciones intervinieron aviones Mirage y Skyhawk y, al parecer, también un Super Etendard, de fabricación francesa, aunque no pudo confirmarse que este último hubiese disparado misiles Exocet. Londres reconoció la pérdida del destructor Coventry y del barco de transporte en esta batalla aeronaval.
Los nuevos 'kamikazes'
Los pilotos de la fuerza aérea y de la Marina argentina, con su comportamiento casi suicida, continúan siendo los principales protagonistas de esta guerra del Atlántico sur y han infrigido, bajas muy cuantiosas a la flota expedicionaria inglesa, aunque pagando por ello un precio muy alto, que todavía no ha sido reconocido oficialmente por Buenos Aires. Una fuente-militar argentina pretendía ayer que desde que se iniciaron las hostilidades, el pasado 1 de mayo, los británicos tienen diecinueve buques fuera de combate o hundidos, otros veintisiete navíos con averías y que han perdido un total de veintiocho aviones Harrier en los numerosos combates.
El Estado Mayor conjunto difunde por lo general informaciones notablemente más precisas y más modestas, aunque ayer aseguró que tres aviones británicos habían sido derribados durante un ataque contra Puerto Argentino. Dos helicópteros Sea King habrían sido abatidos sobre Puerto Darwin, según otro comunidado emitido por el Estado Mayor.
Por otra parte, el guardacostas argentino Río Iguazú fue atacado ayer por dos aviones ingleses y, en el enfrentamiento, uno de ellos fue derribado. El parte oficial no detalla los daños sufridos por el barco argentino, aunque reconoce como bajas propias un muerto y dos heridos.
Pista de aluminio
Respecto a la situación en la isla Soledad, los informes son muy escasos. Los británicos intentan construir en la cabeza de playa una pista de aterrizaje con planchas de aluminio que les permitirá obtener cobertura aérea para lanzar su ofensiva hacia el interior de la isla, mientras que las tropas argentinas parecen entregadas a labores de hostigamiento con artillería y todavía no han pasado al contraataque.
El buque de transporte inutilizado ayer por los aviones argentinos llevaba a bordo un número indeterminado de cazabombarderos Harrier, esenciales para el avance británico, pero no se sabe con certeza si fue alcanzado antes o después de desembarcar su carga. En el primer caso, los ingleses habrían sufrido un gravísimo revés, y su situación en la isla quedaría muy comprometida.
La inminente llegada al escenario de operaciones del trasatlántico Queen Elizabeth 2, que transporta 3.500 soldados ingleses, puede suponer el lanzamiento de una ofensiva terrestre contra Puerto Argentino.
El peligro submarino
El lujoso paquebote, alquilado por el Gobierno británico, es un blanco prioritario para los aviones y los submarinos argentinos. Dos de estos últimos, el Salta y el San Luis, relativamente modernos y de fabricación alemana, constituyen el mayor peligro para la flota inglesa y hasta el momento no han sido localizados ni, que se sepa, han intervenido en ninguna acción bélica.
Vestido con uniforme de campaña, el presidente argentino, general Leopoldo Galtieri, realizó el martes una visita de inspección a la ciudad de Comodoro Rivadavia, en la costa patagónica, desde donde se dirigen las operaciones en el Atlántico sur. Galtieri no hizo declaraciones y regresó ayer a Buenos Aires, justo a tiempo para recibir al enviado del Papa, Achille Silvestrini, con el que discutirá los detalles de la anunciada visita del Pontífice a Argentina.
La decisión de Juan Pablo II ha mitigado solo parcialmente las críticas argentinas sobre su próxima visita al Reino Unido. El Papa no efectuará ningún tipo de gestión mediadora, sino sólo de buenos oficios, se asegura aquí, y posiblemente viaje al sur de Argentina, e incluso al canal de Beagle, motivo de un largo conflicto entre Chile y Argentina en el que el Vaticano actúa como mediador infructuoso desde hace tres años.
En el frente diplomático, se acentúan los rumores sobre una mayor participación de Estados Unidos en las gestiones para resolver de forma pacífica la crisis.
Un nuevo enviado especial del presidente Reagan, que en esta ocasión podría ser el consejero nacional de Seguridad, William. Clark, estaría a punto de llegar a Buenos Aires con algún tipo de propuestas, según especulaciones aparecidas en la Prensa bonaerense.
El tono antinorteamericano de las declaraciones oficiales argentinas se suavizó en efecto en las últimas 48 horas y el ministro de Relaciones Exteriores, Nicanor Costa Méndez, suprimió párrafos muy duros para Estados Unidos en su discurso del martes ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Vuelta al TIAR
En la reunión del órgano de consulta de los estados signatarios del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, que se celebrarál hoy jueves en Washington, Argentina parece dispuesta a adoptar una posición pragmática, en la que no pedirá más de lo que sabe que están dispuestos a conceder los países latinoamericanos, de modo que no le sea denegada ninguna petición.
Buenos Aires solicitará sanciones económicas contra el Reino Unido y la Comunidad Económica Europea (CEE), y dejará abierta la puerta para recibir ayuda militar de los países latinoamericanos que se la han ofrecido hasta ahora más o menos abiertamente, como Venezuela, Perú, Panamá, Nicaragua y Cuba.
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