La campaña de la patronal
(... ) Si la capacidad de asombro no fuera renovable, hace tiempo que se habrían alcanzado los límites máximos de la perplejidad ante la serie de desatinos, incoherencias, errores e incongruencias que de un tiempo a esta parte se están dando cita en el escenario político y socioeconómico de este país. Sin ir más lejos, la campaña electoral para el Parlamento andaluz puede ser una síntesis de la escalada de despropósitos que, acaso por ingenuidad, impericia o precipitación, pero también posiblemente por torpeza, cerrilismo o falta de hábitos democráticos, se está produciendo en una amplia gama de estamentos sociales. Desde los partidos políticos hasta la patronal CEOE y desde la Junta Electoral Central hasta quienes elaboran, interpretan, silencian o descalifican encuestas -respetables unas, dentro de sus márgenes técnicos de error; manipuladas otras, en busca del efecto boomerang-, todos hemos contribuido a mezclar y agitar una mezcla explosiva en esa coctelera viva que es un territorio en el que está en juego no sólo un Parlamento autonómico, sino también el posible desmoronamiento de los inestables equilibrios políticos que mantienen en pie un Estado hasta la convocatoria de las próximas elecciones generales. ( ... )Si sorprende cómo la campaña de la CEOE ha pasado de defender un modelo de sociedad no marxista a atacar gráfica y literalmente al primer partido de la oposición, sin más argumento que un juicio previo de intenciones, mayor perplejidad causa que esas imágenes hayan sido autorizadas por la cúpula patronal sin pensar en los riesgos de un camino sin retorno ni en la previsible reacción de los atacados con tan escaso bagaje argumental y tan notable exceso de mal gusto, por mucho que la genial idea de un creativo publicitario constituya una tentación que el buen juicio de quienes deben valorar los riesgos por encima del impacto debiera haber evitado.
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