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La futura ley de la ciencia tendrá que contemplar la creacion de un sistema nacional de información ciencia

El primer Consejo de Ministros del actual Gobierno acordó el envío a las Cortes de un proyecto de ley de investigación científica y técnica, llamado también ley de la Ciencia, la cual tendrá que contemplar la creación de un sistema nacional de información científica, infraestructura cada vez más necesaria para la eficacia de la investigación en los países industrializados. Este sistema de información se articula a través de modernos centros de documentación, que en España llenarían el vacío existente en este terreno.

"Cada día es más esencial el papel jugado por la documentación", dice el profesor López Yepes, catedrático de Documentación de la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. "Porque en una sociedad que pretenda estar bien informada se tiende a considerar sólo verdadera información la información documentada". Hasta llegar a la situación en que hoy se encuentra, la documentación como disciplina científica, llamada por algunos estudiosos ciencia de la ciencia, ha conocido intensos debates desde que, a finales del siglo XIX, los investigadores belgas Otlet y La Fontaine trataran de institucionalizar y organizar a nivel internacional la actividad documental. Este proyecto nace para dar solución al problema motivado fundamentalmente por el crecimiento incesante de la bibliograrla científica."La filosofia del movimiento fundacional de Bruselas, encabezado por estos dos investigadores", dice el profesor López Yepes en una comunicación recientemente presentada al I Congreso Nacional de Archiveros, Bibliotecaríos y Documentalistas, "otorga a la categoría de documento un alcance universal y mira desde la perspectiva de las necesidades de fuentes de información por parte del científico o usuario de esta información. Además crea la figura del documentalista -necesariamente experto en el contenido de las materias sobre las que informa- que es una especie de puente de enlace entre el productor de información y el usuario".

100.000 centros en el mundo

La importancia actual de esta ciencia está reflejada en el hecho de que existan más de 100.000 centros de documentación en el mundo, algunos de ellos tan importantes como la Library of Congress, en Washington, que albergaba, en 1955, 33 millones de documentos; o la Biblioteca Lenin, en Moscú, que contaba con veinticuatro millones de obras en 1964 y que actualmente pasa de los cuarenta millones. Los centros de documentación, es decir, los lugares donde la información contenida en todo documento se libera y se pone en las mejores condiciones posibles a disposición del usuario para que le sirva de base en la obtención de nuevos Conocimientos, constituyen una especie de nuevas bibliotecas en los que se busca información especializada sobre un tema determinado.El número de usuarios de un centro de documentación será siempre más restringido que el de usuarios de una biblioteca por su propia naturaleza de especialista. Así, por ejemplo, en el Consorcio de Información y Documentación de Cataluña (CIDC) se podrán obtener todas las informaciones habidas sobre Cataluña en sus más diversos aspectos (geográfico, histórico, lingüístico, etcétera), únicamente pidiendo la documentación deseada a través de un ordenador. La pantalla de dicho ordenador responderá a la petición mostrando todas las referencias bibliográficas con que cuente el CIDC sobre el terna deseado.

Aparte de la diferencia que supone la especialización con respecto a las bibliotecas (lo que no quiere decir que los centros de documentación estén especializados en un solo tema), estos centros están dotados para realizar constantemente la actualización del saber.

Es difícil obtener información

En nuestro país, los centros de documentación y la propia dísciplina fueron impulsados a partir de la década de los cincuenta y hoy, según López Yepes, "cabe decir que España está falta de una política de información documental. En este sentido sería necesario establecer un sisterna que controlara para su conocimiento y ulterior utilización la documentación que se genera en materia científica, administrativa, empresarial, etcétera". Esta situación trae como consecuencia que en muchos casos sea más fácil obtener información de los estudios que se realizan en el extranjero sobre una determinada disciplina que los estudios que, sobre esa misma disciplina, se realizan aquí. Además, según López Yepes, esta situación trae consigo otro tipo de secuelas: "Teniendo en cuenta que la documentación es información y que todo lo que se predica de la información puede predicarse de la documentación, podemos asistir, como ocurre en el universo informativo, a la posibilidad de que las fuentes de documentación sean detentadas y distribuidas por ciertos grupos pudiéndose llevar a cabo una manipulación".

Dependencia del extranjero

Para salir al paso de las conse cuencias que acarrea la subsidiariedad de centros de documentación extranjeros y, sobre todo, para hacer realidad la idea de que en nuestro país la investigación se lleve a cabo de forma dinámica, es necesario crear un sistema nacio nal de información cientifica que articule medidas encaminadas a garantizar la base de una correcta transmisión y uso de las fuentes de información.Esto reduciría drásticamente el tiempo empleado por un científico en la recopilación, selección y búsqueda de fuentes, que en mucho casos es imnenso (documentalistas rusos han recogido datos, según los cuales un químico norte americano dedicaba en 1958 el 44% de su tiempo disponible a tareas preliminares de información). Si hasta el nioniento no se ha hecho en España ha sido por la tardía preocupación por la documentación y por la falta de concreción doctrinal del concepto, lo cual ha motivado que los intentos para la creación de un sistema nacional de información científica se hayan quedado sólo a nivel de tales.

"El más serio de estos intentos", cuenta López Yepes, "fue la confrontación en 1973 de estudiosos españoles y expertos de la OCDE, que culminó en un documento clarificador del estado de la organización documental española en aquel momento y la exposición de las líneas que deberían seguirse para la cristalización del sistema. Otras inquietudes anteriores fueron el proyecto del Centro Nacional de Información Científica o el llamado Centro Nacional de Información y Documentación Científica (CENIDOC), pero el primero de ellos todavía no ha sido aplicado y el funcionamiento del segundo es más teórico que real".

Cooperación entre iniciativas

"Creo que el envío a las Cortes del proyecto de ley sobre investigación científica y técnica será una ocasión propicia para sentar las bases que hicieran posible una política de información científica en España". Unas bases que establecieron, mediante discusión de todos los sectores interesados (investigadores, documentalistas, grupos productores de información cientifica, etcétera) los objetivos de dicha política haciendo, en primer lugar, una investigación para conocer la infraestructura de archivos, bibliotecas y centros de documentación de nuestro país, paso previo y necesario para estudiar un modelo de sistema nacional de información cientifica adecuado a las necesidades específicas de la investigación española y de acuerdo con los programas que para el establecimiento de estos sistemas ha fomentado la Unesco."Este modelo", reza el documento que para la confección de este sistema ha elaborado el propio López Yepes, "debe procurar la coordinación de experiencias procedentes de iniciativas privadas y públicas en curso de realización y sólo inaugurar actividades que respondan a lagunas. Además debe actualizar los objetivos encomendados en su día a los organismos e instituciones estatales en funcionamiento y, por último, no puede olvidarse de la definitiva implantación en España de los estudios de documentación para asegurar la eficaz formación de los informadores científicos y con ello facilitar el derecho de todo ciudadano -derecho contemplado en nuestra Constitución- de acceder a las fuentes de información y documentación".

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