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Crítica:MUSICA CLASICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El despertar definitivo de los Stradivarius de Palacio

Los célebres instrumentos que construyera Stradivarius con destino a la Corte de Madrid, parecen haber despertado definitivamente de su sueño persistente o intermitente. A lo largo, de un ciclo de siete conciertos de cámara, cinco de los cuales se celebraron en el salón de las Columnas del palacio y dos en el teatro Real, el sonido de los stradivarius ha llegado, en vivo, a muchos españoles, y, gracias a la transmisión por Televisión a muchos más.Bajo la presidencia de la Reina doña Sofía, asistente puntul a los programas de toda la serie, tuvo lugar el día de San Isidro, la clausura de la serie, organizada por el Departamento de Música de la Autónoma y el patrimonio nacional. En el estrado, un cuarteto de raigambre y calidad, como es el Endres-Quartet, de München, formado por los violonistas Heinz Endres y Josef Rottenfuser, el viola, Rudolf Schrnidt-Keyser y el cello Adolfo Schrnidt.

Cuentos de Haydn, Mozart y Beethoven

Quarteto Endres, de München. Salón de las Columnas del Real Palacio. 15 de mayo.

La calidad individual de los instrumentistas, la cohesión del grupo y el criterio interpretativo, nos deparó la ocasión de gozar estupendas versiones de Haydn, Mozart y Beethoven. "Haydn n9s enseñó el modo de escribir para cuarteto", decía Mozart, lo que es bien cierto y pudo comprobarse en esta ocasión. Magisterio haydniano más definitivo si tenemos en cuenta que el cuarteto programado entre los del grupo Amadeus data de 1784, lo que quiere decir que antecede en quince años al primer cuarteto de la Opus 77 de Haydn, uno de los últimos del autor de La creación, modélico en todos los aspectos: precisión formal, organicidad de los desarrollos, armonía de las proporciones y dialéctica instrumental.

Después, el segundo de los tres cuartetos beethovenianos dedicados al conde Rasournovwsky (1806), nos enfrentó con la ruptura de la tradición y los nuevos criterios dramáticos de entender la música camerística, la "apasionada irrupción del Beethoven colérico", sobre la que escribe atinadamente el musicólogo turinés Massimo Mila. Todo es belleza en la obra beethoveniana, bien se trate del constructivismo ampliado del allegro, bien de la morosa hermosura del adagio, verdaderamente premonitoria de la última gran cadencia del romanticismo, bien de la explotación del tema ruso.

Las versiones del Endres-Quartet respondieron al rigor de cada estilo y a las necesidades expresivas de los varios contenidos.

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