La presencia del Papa en Fátima recuerda el fervor de sus viajes latinoamericanos
El Papa Juan Pablo II fue recibido ayer por los portugueses en Lisboa con un entusiasmo que a los periodistas nos recordaba los viajes papales a América Latina, México o Brasil. Miles de pañuelos blancos, cientos de palomas blancas soltadas a su paso en el triunfal paseo desde el aeropuerto hasta la catedral. A primeras horas de la noche llegó a Fátima, donde fue aclamado por un millón de personas.
En el santuario mariano el Papa se refirió a la necesidad de rezar el Rosario, tal y como aconsejó la virgen de Fátima, y recordó el atentado que hoy hace un año estuvo a punto de costarle la vida. Juan Pablo II dio gracias a la Virgen, por haberle salvado la vida y terminó por encender un cirio dando lugar a la procesión de las velas de miles de peregrinos.En la capital se le había recibido con las ventanas de las casas, adornadas con banderas portuguesas y vaticanas y, sobre todo, con las mejores colchas del hogar. Las más antiguas, las más ricas de color fueron sacadas de los baúles de la abuela para esta ocasión.
En su primer discurso, en el aeropuerto, Juan Pablo II -después de haber besado la tierra y de haber subrayado que "cada vez que besa un país nuevo siente la misma emoción"- puso de relieve que este viaje tenía una finalidad bien concreta: "Realizar el sueño, acariciado desde hace muchos años, de conocer directamente Fátima". En la catedral y en su discurso, el presidente de la República, general Antonio Ramalho Eanes, llegó a decir que todos los demás encuentros de estos días, en realidad, eran sólo "etapas de su peregrinación a Fátima, para agradecerle a la Virgen el haberle salvado la vida hace exactamente un año".
El Papa Wojtyla llegó en un Boeing 727 de la compañía Alitalia. En la parte reservada a Juan Pablo II y a su secretario personal, sobre una mesa de trabajo, le habían preparado un ramo de flores del paraiso, llegadas de Canarias, y lirios blancos y amarillos. El Papa comió el mismo menú de los periodistas que le acompañábamos, todo vigilado por medidas de seguridad: jamón de San Daniel, solomillo de ternera, quesos, dulce y fruta. Y escogió personalmente el vino: un tocal friulano de 1980. Wojtyla, nos dijo una persona de su séquito, prefiere siempre el vino blanco y tiene buen gusto. Conoce bien las diversas marcas italianas.
A los españoles, los pilotos de la aeronave nos recuerdan al comienzo del viaje que el avión atravesará toda España, entrando por Mahón y pasando por Valencia, Talavera de la Reina y Cáceres. Durante su paso por nuestro espacio aéreo, el avión papal fue escoltado por dos cazas, de cuyos pilotos hizo grandes elogios la tripulación de Alitalia. Entró en territorio español a las 12.40, hora de Madrid. Entre los aeropuertos previstos para un aterrizaje de emergencia del avión papal figuraban los de Madrid y Barcelona.
El aterrizaje en Lisboa se produjo con un viento tan fuerte que puso a prueba la habilidad del comandante del Boeing. La única consecuencia, un puñado de platos rotos. Después llegaría la irritación de los periodistas y fotógrafos del vuelo papal, con la consiguiente discusión con la policía, que, por primera vez en la historia de los viajes de Juan Pablo II, retuvo a la Prensa durante media hora dentro del avión, a pesar de que el Papa estaba ya en la terminal del aeropuerto.
"Lo hacemos por motivos de seguridad", gritaba la policía, mientras algunos periodistas vociferaban: "no somos terroristas; es una vergüenza. Estamos acreditados ante el Vaticano". Los más nerviosos eran los informadores portugueses, que habían ido a Roma para venir con el Papa, "para estar más cerca de él". Y ni le vieron, porque esta vez, a diferencia de ocasiones anteriores, no vino a conversar con la Prensa. "Para evitar preguntas sobre el conflicto argentino-británico", se comentó.
El Papa conquistó rapidamente a los portugueses con estas palabras, pronunciadas en su lengua en el mismo aeropuerto: "Salve, Portugal; de gente honrada, generosa, paciente, laboriosa, llena de pundonor, tierra de mártires, santos y heroicos servidores del Evangelio de Cristo".
Mientras tanto, en Fátima, la gente más pobre del país sigue llegando desde hace tres días.
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