María del Mar Bonet canta jotas y La Trinca justifica el éxito
La figura de María del Mar Bonet en medio del escenario isidril del madrileño Palacio de los Deportes, se asemejó anteayer a la de Ariadna, tal como la describe Catulo, cuando Teseo la abandonó en la isla de Naxos. Hasta Pepita Jiménez tuvo raptos así; permanecía un rato inmóvil, con la mirada fija, aunque sin fijarla en ningún objeto, y con los ojos sin lágrimas. Pero luego, de modo repentino como si lograse desatar un nudo qlue le apretaba la garganta, como si quebrase un cordel que la ahogaba, rompía Pepita en lastimeros gemidos, vertía un raudal de llanto y daba con su cuerpo, tan lindo y delicado, sobre las losas frías del pavimento urdido por Valera. María del Mar Bonet, Pepita de Mallorca, mantiene el genio y la figura hasta la sepultura. De ahí, tal vez, esa atmósfera gorigoi, que impone con su hermosa y atinada voz.Mientras canta, uno recuerda la evocacion del historiador Maravall, en reciente homenaje a María Zambrano, donde Ortega y Gasset aparecía exclamando, tras la lectura de un manifiesto político que se le mostraba para consulta: "¡Voy a pillar un catarro!". María del Mar Bonet nos expone otro tanto. Es un témpano. Perfecto de factura, sí, pero témpano al fin y al cabo. Canta Nosaltres, des dones Me iré de casa (gélido homenaje a Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui), La Petxina, He perdido mi corazón (tema portugués, que resuelve con afortunada desmesura en la dicción de algunas estrofas), Petita estança, La balanguera (también los himnos del terruño conducen aM aría Ostiz), Cançó de Na Ruixa Mantells, Jim (homenaje con brida a Billy Holiday), Alenar... Pero sus interpretaciones más seductoras fueron las jotas de Mallorca y Menorca.
La fiesta mayor
En el ritmo de jota halla María del Mar Bonet un contrapunto feliz al hielo de su naturaleza o de su voluntad. Esa es la senda justa para, sin vestirse de Pepita Jiménez, despojarse de Ariadna, conectar con un público no convencido de antemano y que estuvo a punto de imaginarse a Aute bajo la forma de un volcán.El fuego apareció con los muchachos de La trinca, que, acompañados de una excelente orquesta, se tomaron desde el principio por Marujita Díaz y, a ritmo de pasadoble, entonaron La faja: "La faja está de rebaja / No se les ve muy optimistas / a aquellos fabricantes de fajas / también llamados fajistas". El espectáculo de este trío corrosivo tiene de todo: imaginación, profesionalidad, sal gorda, sal fina y sal de la tierra. Es el choteo catalán. Un choteo servido en cuidada bandeja coreográfica.
Desplegaron su Oda al papel higiénico, su parodia de La primera comunión, su venganza ante la educación clerical, su revolucionario relato del Baró de Bidet, el ecológico Danuvi Blau, la sátira más feroz de UCD (En el centro), la archifamosa Danza del sable -homenaje a Peridis y escarnio para Tejero-, el diluvio corporal delirante ("¡Ay, madre, no / no, seré pescador")... Y escenificaron una batalla gloriosa entre los apaches, catalanes y la caballería catalana.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.