El Papa acude a Fátima para agradecer a la Virgen que le salvara la vida
Esta noche el papa Juan Pablo II se arrodillará solo en la cueva de Iría, la gruta de las apariciones de la Virgen de Fátima a los tres pastorcitos, Lucía, Francisco y Jacinta, en 1917. El papa Wojtyla, que saldrá esta mañana de Roma para visitar Portugal durante cuatro días, pasará toda la jornada de mañana en Fátima, como acción de gracias a esta Virgen, que, según él mismo ha declarado, el 13 de mayo, del año pasado, aniversario de la aparición, "le salvó la vida milagrosamente" durante el atentado sufrido en la plaza de San Pedro. El Papa hará, desde Fátima, un llamamiento a la paz mundial.
Esta visita a Portugal, después de la que Juan Pablo II realizara a su tierra, Polonia, es uno de sus viajes al extranjero con más carácter de intimidad; más que un viaje a Portugal iba a ser al principio una simple peregrinación personal a Fátima, en el primer aniversario del atentado, para llevarle un cirio a la Virgen, que "le había arrancado de la muerte".Por eso la mayor atención de la opinión publica está puesta estos días en lo que podrá pasar en Fátima. Baste decir que se esperan más de un millón y medio de personas y que no ha sido posible encontrar una cama en Fátima ni para los periodistas que van con el Papa en su avión. Por eso, toda una serie de informadores de radio y televisión están instalados allí desde hace días en tiendas de campaña.
Como si hubiera la certeza, se comentaba ayer, de que la Virgen "va a hacer algún milagro gordo". Y, sobre todo, se especula con que el papa Wojtyla pueda en esta ocasión revelar finalmente el famoso y misterioso tercer secreto de Fátima, del que se conocen sólo versiones apócrifas.
El tercer secreto
La historia de este mensaje secreto es muy sencilla. La Virgen, según las crónicas, entregó tres mensajes a la pastora Lucía, que hoy tiene 75 años y es monja de clausura. Los dos primeros los hizo públicos la Iglesia en 1941. El tercero, no. Lucía lo entregó en un sobre al obispo de Iría para que lo entregara al Papa, afirmando que no podía ser revelado antes de 1960.Según ha revelado el secretario particular de Juan XXIII, monseñor Loris Capovilla, hoy arzobispo de Loretto, el Papa Bueno, que había condenado siempre a los "profetas de desgracias" y que era profundamente optimista, no le dio mucha importancia y lo metió en un cajón de su despacho.
Allí se quedó hasta que PabloVI pidió que se lo entregaran. En un primer momento no apareció y hubo que llamar a monseñor Capovilla para que lo buscara. PabloVI tampoco lo hizo público, pero quiso, en 1967, ir personalmente a Fátima y conversar con la vidente sor Lucía. Hay quien dice que el Papa reveló indirectamente parte del secreto cuando habló en su discurso en Fátima de "una crisis profunda en el interior de la Iglesia y el peligro de una guerra mundial sin precedentes".
Y se asegura que también Juan Pablo II, durante su viaje a Alemania recientemente, comentó este secreto con algunos obispos, presentándolo como una cosa muy alarmante".
El hecho de que el pasado domingo el Papa, hablando de este viaje a Fátima, declarara que quizá nunca la humanidad ha estado tan en peligro como ahora, ha hecho pensar de nuevo en el famoso secreto de Lucía y en la posibilidad de que pueda mañana revelarlo.
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