La RFA microfilma toda su cultura para preservarla de un ataque nuclear
Las autoridades alemanas, en previsión de un posible conflicto nuclear que asole el país, han puesto la cultura alemana a buen recaudo, encerrándola microfilmada dentro de una vieja mina de plata. La mina Bárbara, situada en Oberried, un pueblecito al sur de Alemania Occidental, guarda en sus entrañas 270 millones de microfotografías en las que se expone la totalidad de la cultura alemana, sobre todo lo referente a su historia política, económica y social.
La idea surgió en 1954, cuando, en Holanda, 44 países firmaron un tratado internacional por el que se comprometían a salvaguardar cada uno su propia cultura, no sólo microfilmándola, sino protegiendo también aquellos edificios y monumentos de interés histórico para toda la humanidad.El proyecto alemán de microfilmar su cultura costará, hasta 1983, la friolera de setenta millones de marcos (más de 3.000 millones de pesetas), y para su consecución trabajan en el tema más de cien funcionarios germanooccidentales, que seleccionan y preparan textos y dibujos que serán fotografiados para ser inmortales.
La selección del material se hace por orden de prioridad. En la Prioridad 1 está reflejada la historia de la nación, con documentos originales que van desde el acta de la firma de la Paz de Westfalia, en 1648, hasta las actas del III Reich, durante el Gobierno de Hitler, pasando por la bula del papa León X contra Martín Lutero.
Lo curioso del proyecto es que las prioridades 2 y 3 todavía no están definidas, y que pensadores como Manuel Kant o Thomas Mann, músicos como Beethoven o Bach, y científicos como Roberto Koch o Albert Einstein, no estén aún reflejados en los microfilmes que pretenden abarcar la totalidad de la cultura alemana.
Los edificios históricos
Dentro del plan de protección de la cultura entran también los edificios históricos, como la catedral de Aquisgrán, ciudad donde el mes próximo el Rey español recibirá el Premio Carlomagno, que tiene construido un bunker antiatómico donde se podrán guardar todos sus tesoros en caso de conflicto nuclear. Pero los ecologistas, y también la gente de la calle, además de científicos y artistas alemanes, echan en cara al Gobierno que dedique poca atención a la seguridad de otros monumentos nacionales, como el Museo Nacional de Nuremberg, o el Archivo Literario Alemán, en Marbach.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.