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Buenos Aires ofrece a Londres administrar conjuntamente el archipiélago de las Malvinas

Una solución pacífica del conflicto de las islas Malvinas parecía más cercana ayer, después de que la Junta Militar argentina presentara una oferta consistente, según fuentes oficiosas, en la retirada inmediata de fuerzas por ambas partes el establecimiento de una administración provisional anglo-argentina con supervisión norteamericana en el archipiélago en litigio y la discusión posterior de la soberanía sobre el mismo en el marco de las Naciones Unidas.El Gabinete de crisis de Margaret Thatcher se reunió anoche y expresó sus reservas con respecto a la propuesta porque no hace referencia a la autodeterminación de los habitantes de las islas.

El secretario de Estado norte americano, Alexander Haig, partió ayer de Buenos Aires con destino a Washington a las 10 de la noche, hora de Madrid, e hizo una breve declaración en el aeropuerto de Eceiza que contribuyó a aumentar la confusión reinante. En efecto, cuando el clima que se respiraba en la capital argentina era muy optimista sobre la consecución de un acuerdo, Haig dijo que continuaría su esfuerzo mediador y que está convencido de que "una guerra en el Atlántico Sur sería una gran tragedia y el tiempo se nos está acabando".

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El comunicado oficial norteamericano- argentino que se esperaba para esta madrugada quizá pueda vertir cierta luz sobre los acuerdos a que se ha podido llegar, que no han sido confirmados todavía oficialmente.

La oferta argentina se presentó en la madrugada del lunes, cuando de nuevo todo parecía indicar que las conversaciones estaban en un punto muerto insalvable. El plan, obtenido tras laboriosas prácticas de alquimia diplomática, pretende asegurar la presencia argentina en las islas y deja para posterior ocasión las discusiones sobre la soberanía. Argentina pidió ayer a la Organización de Estados Americanos la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la reunión urgente de los m'nistros de Asuntos Exteriores latinoamericanos sobre la base del mismo Tratado.

En líneas generales, y sin que exista todavía confirmación de estos puntos, que tampoco han sido desmentidos, la oferta argentina consta de los siguientes apartados:

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1. Retirada inmediata de las tropas argentinas y retorno de la flota británica a sus bases.

2. Formación de un Gobierno en las islas, con participación argentina, británica y de los propios malvineses.

3. Discusión de la cuestión de la soberanía en el marco de las Naciones Unidas.

4. Estados Unidos supervisará el cumplimiento de los acuerdos.

5. Argentina asegurará las comunicaciones y abastecimientos al archipiélago.

Fuentes oficiales argentinas indicaban ayer que esta propuesta es la "máxima concesión" que puede, hacer la Junta.

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La postura oficial argentina ha sido hasta el último momento In de no negociar la soberanía sobre las islas Malvinas

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Las citadas fuentes comentaban que si bien algún sector duro del Ejército, o incluso de la sociedad argentina, puede quedar insatisfecho con esta fórmula, es la única que permite evitar una guerra de incalculables consecuencias para la paz mundial y, al mismo tiempo, coloca a Argentina en una posición mucho más ventajosa de la que se encontraba antes del 2 de abril. Sin embargo, la postura oficial argentina ha sido hasta el último momento la de que "la soberanía no se negocia". El futuro político del general Galtieri podría salir negativamente afectado si se impone esta fórmula.

Los tres días y medio de agotadoras negociaciones entre los mediadores norteamericanos y las autoridades argentinas pasaron por momentos de gran tirantez y, según se supo ayer, Haig anunció el sábado, en por lo menos dos ocasiones, que se iba de Argentina y daba por terminada su misión de "buenos oficios", para poco después volver a sentarse a la mesa de negociaciones.

El jefe de la fuerza aérea argentina y miembro de la Junta Militar que gobierna el país desde el golpe de Estado de 1976, brigadier Basilio Lami Dozo, fue el primero en revelar que en la mañana de ayer se estaba trabajando en la redacción que Haig llevaría a Londres o a Washington. "Nos estamos acercando hacia una solución diplomática con ayuda norteamericana y preservando los intereses argentinos", dijo el miembro del triunvirato militar.

La contraoferta argentina fue aparentemente consultada con los altos jefes de las fuerzas armadas en diversas reuniones informativas que se celebraron durante el fin de semana. Curiosamente, las opiniones recogidas entre los generales asistentes a esas reuniones eran más bien negativas, y uno de ellos comentó incluso que "la fórmula de arreglo está más lejos que la flota británica".

La posible solución pacífica del conflicto surgió justamente un mes después de que un grupo de trabajadores argentinos desembarcara en el archipiélago de las Georgias del Sur e izara allí la bandera azul y blanca, lo que desencadenó la actual crisis. La guerra de nervios ha sido constante desde entonces, tras la invasión de las Malvinas, las infructuosas negociaciones y la exasperantemente lenta navegación de la flota británica, de quien ironizaba un funcionario argentino que, "si viene más despacio, viene marcha atrás".

La lógica inquietud de la población argentina ante un posible enfrentamiento armado con el Reino Unido es evidenciada en las retiradas masivas de depósitos bancarios y, en algunos casos que se han producido aisladamente, de acaparamiento de comestibles.

La campaña propagandística del Gobierno, a través esencialmente de la radio y la televisión, continuaba insistiendo ayer en que la soberanía recuperada sobre las Malvinas es algo no negociable, y hacía llamamientos a la unidad nacional con el eslogan "Unidos es más fácil". En los últimos días, la campaña se ha dirigido contra los especuladores.

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