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Reportaje:

Lanzamiento fallido de una granada rompedora, de fabricación soviética, contra un microbus de jefes y oficiales en Barcelona

Un atentado frustrado contra un microbús militar, en el que viajaban oficiales del Ejército de Tierra, se produjo sobre las 8.15 horas de ayer en Barcelona. Una granada disparada desde el puente elevado existente en la confluencia de la avenida de Madrid y la Gran Vía de Carlos III penetró, sin llegar a explosionar, en el primer piso de una vivienda, tras sobrevolar a escasa distancia por encima del citado vehículo militar y atravesar un cartel indicador de tráfico. El proyectil utilizado, según fuentes policiales de toda solvencia, fue una granada rompedora modelo PG, de fabricación soviética, idéntica a la que se lanzó hace escasos meses contra el Gobierno Militar de Pamplona. El ministro del Interior informó ayer al Consejo de Ministros sobre este atentado, cuya autoría atribuyó a ETA el secretario de Estado para la Información, Ignacio Aguirre.

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No se produjeron víctimas. El artefacto penetró en un dormitorio que dos niñas habían abandonado pocos minutos antes del suceso. Según diversos testigos presenciales, el autor del disparo se dio a la fuga en un coche modelo Renault-12 blanco, sin que hasta la hora de redactar esta información el hecho haya sido reivindicado.El vehículo militar contra el que presumiblemente se dirigía el explosivo había partido alrededor de las ocho de la mañana de la residencia de oficiales de Pedralbes, ocupado, según fuentes de la capitanía general de la IV Región Militar (Cataluña), por ocho jefes, oficiales y suboficiales del Ejército. Fuentes de la policía indicaron, sin embargo, que en el autobús viajaban alrededor de quince personas. El citado coche transportaba a los oficiales a sus diversos destinos, principalmente al Gobierno Militar de Barcelona, situado en la puerta de la Paz, y a las oficinas de la zona de reclutamiento, ubicadas en la calle del Comercio, de Barcelona.

El disparo se produjo cuando el citado vehículo descendía por el primer cinturón de ronda, en la Gran Vía de Carlos III, a unos 150 metros de la confluencia con la avenida de Madrid. Desde la misma, en la que existe un puente elevado, un individuo de complexión fuerte efectuó un disparo con un lanzagranadas, dirigido de frente hacia el vehículo. Según la Jefatura Superior de Policía de Barcelona, el autor del disparo se hallaba situado de pie sobre el puente elevado.

Otras versiones, sin embargo, afirmaron ayer que éste se hallaba frente a una tienda de lámparas existente en un chaflán, a escasa distancia del puente elevado. Esta persona, de una estatura aproximada de 1,75 metros -según algunos testigos- huyó a pie rápidamente tras efectuar el disparo, introduciéndose después en un coche Renault-12 blanco, conducido por un acompañante. El vehículo se dio a la fuga por la continuación de la Gran Vía de Carlos III, en dirección a la Zona Franca del puerto barcelonés.

Trayectoria del proyectil

Con un error de varios metros de altura, la granada sobrevoló el autobús del Ejército, yendo a atravesar un letrero indicador del giro del tráfico hacia la plaza de Cerda. El impacto contra el letrero desvió el proyectil, que giró ligeramente hacia la izquierda, penetrando, finalmente, en el primer piso de una vivienda situada en el chaflán de Carlos III con la calle de Conchita Supervia. Después de romper la barandilla de madera e hierro de la terraza de dicha vivienda, el artefacto se introdujo en el dormitorio de dos niñas, provocando un boquete de unos veinticinco centímetros a ras de suelo. Sin hacer tampoco explosión en este lugar, la granada perforó otra pared lateral, yendo a desembocar en una vivienda contigua.Una nota oficial difundida a primeras horas de la mañana de ayer por la Capitanía General de la IV Región señaló que "el supuesto atentado se produjo por un disparo de arma lanzagranadas que, afortunadamente, no hizo impacto en el vehículo militar, yendo a hacer explosión contra la fachada de un edificio próximo".

El propietario del piso afectado por el atentado, un joven ingeniero barcelonés llamado Mariano Ballabriga, manifestó ayer a este diario que en el momento del suceso sintió un gran estrépito en todo el edificio. El dueño de la vivienda se dirigía a la ducha cuando oyó la explosión, habiendo abandonado anos cinco minutos antes la habitación de sus dos hijas, de doce y diez años, que se encontraban entonces desayunando. La habitación infantil, de pequeñas dimensiones, no resultó dañada de importancia, apreciándose sólo dos agujeros en las paredes laterales y algunos cascotes junto a la ventana. "Ha sido una gran suerte que no nos pasara nada ni a mi familia ni a los de fuera", manifestó el dueño del piso, añadiendo que "si hubiera explotado la granada creo que las consecuencias habrían sido muy graves".

La granada rompedora modelo PG, de fabricación soviética, se trata, al parecer, de un proyectil de guerra de escasa potencia, aunque hubiera podido producir muy graves daños contra las personas si la explosión hubiera tenido lugar en el vehículo militar o en el interior de la vivienda. La espoleta del proyectil fue hallada en el portal del edificio, junto a una agencia de la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorro próxima a inaugurarse.

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