Evasión de capitales

En unas recientes declaraciones, un diputado socialista del Parlamento suizo nos vino a decir a ]los españoles una cosa que nosotros ya sabíamos, pero que, por si acaso, convenía recordar, para ver si se ponía fin, de una vez por todas, a esta expoliación maquiavélica de todo el Estado español, y me explico:Quíenes durante tantos años han ido amasando fortunas bajo, el cielo de España, en sus múltiples latitudes, bien insulares, bien peninsulares, resulta que se encuentran incómodos en este momento, no ven seguridad para su dinero -que, por otra parte, a saber cómo lo han ganado-, por lo que deciden meterlo, o bien en la banca suiza, que es más seguro, aunque se paralice y no ayude a nadie, o bien invirtiendo en otros países del área hispanoamericana o guineana, donde, por desgracia, la mano de obra es barata y los costes son más inferiores que en nuestro país; por eso no es de extrañar titulares de la Prensa diaria donde se recogen las cantidades evadidas -si no por un sistema, por el otro, pero evadidas al fin- que llegan a cifras desorbitantes, como 100.000 millones de pesetas, desde la muerte del patriarca, o 4.000 millones en el año 1981, cantidades que ayudan a que el paro se extienda más aún en nuestro país, que la tiene casi dos millones de parados, según estadística, y cerca de los dos y medio, según las organizaciones sindicales, que ayuda a que nuestra moneda nacional, la peseta, se deprecie y se humille por debajo del dólar, mientras nuestros empresarios llevan nuestro dinero allende nuestras fronteras.

Claro, que ellos dicen que los costes son inmensos, sobre todo los de la Seguridad Social, y quizá hayan tenido razón, pero hoy ya no es motivo de disculpa ni, por el contrario, les sirve de coartada, porque desde el mes de julio de 1981 existen unos tipos de contratación para trabajadores inscritos en el desempleo con distintas bonificaciones, según sea la contratación del trabajador y los sectores de la producción donde esté encuadrado, por ejemplo en hostelería. /