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Se agrava la crisis de las Malvinas

Consecuencias economicas desastrosas

La evolución del conflicto de Argentina con el Reino Unido y las relaciones de ese país rioplatense con la Unión Soviética acaparan el interés de los centros financieros internacionales. La recién reconquistada soberanía de las islas Malvinas ha entrado en una semana clave. Los perjuicios para las economías de Argentina y Gran Bretaña, en el caso de que ambos países entren en guerra, se miden en miiles de millones de dólares.Los observadores siguen con atención las repercusiones económicas y políticas del apoyo soviético a Buenos Aires en el conflicto. Para algunos, no sólo se trata de futuros acuerdos económicos, de un incremento en la colaboración atómica y petrolífera, o de la creación de empresas mixtas para explotar el krill (tipo de crustáceo) al sur del paralelo 46; sino que se trata de un precedente que puede acarrear un compromiso futuro de estrechar vínculos para cuando pase la crisis.

En las últimas horas, las compañías de seguros marítimos tomaron las lógicas precauciones sobre los cargamentos que circulan por el corredor del Atlántico sur, lo que ha motivado encendidas protestas, ya que el incremento de las primas hace disminuir los beneficios de los exportadores.

Algo más tarde, Chile expresó también su preocupación por el hecho de que su comercio marítimo con Brasil -evaluado en unos mil millones de dólares al año (cien mil millones de pesetas)tenga que ser interrumpido temporalmente.

Los exportadores argentinos de cereales contemplan con visible preocupación la eventualidad de no poder entregar la cosecha, en el caso de que sea bloqueado el puerto de Buenos Aires. El principal cliente de Argentina, la Unión Soviética, que compra quince millones de toneladas de grano y productos oleaginosos, 100.000 toneladas de carne y trece millones de litros de vino, ha advertido ya al Reino Unido sobre el problema que le supondría tal bloqueo.

La Asociación Argentina de Industriales de la Carne prepara un informe que presentará a las autoridades económicas de la Nación, solicitándoles ayuda financiera ante el cese de las importaciones por parte del Reino Unido y Australia, países que absorben cerca del 60% de los productos enlatados que exporta Argentina.

Existe, evidentemente, una gran presión económico-financiera para evitar un conflicto bélico entre el Reino Unido y Argentina.

Los círculos financieros internacionales también intentan fiscalizar el debate: la deuda externa argentina, de 34.500 millones de dólares (por encima de los tres billones de pesetas), es superior en 7.000 millones de dólares a la de Polonia, que provocó apremiantes discusiones en 1981.

Fuentes oficiosas comentan en esta capital que en las últimas horas se multiplicaron las consultas de entidades que agrupan a bancos y compañías financieras, mientras el Banco Central -banco de emisión- intenta modificar el rígido programa monetario impuesto desde comienzos de abril, cuando no se vislumbraba el conflicto.

Esta crisis financiera amenaza con renovar la retracción de la actividad económica, provocar un nuevo endeudamiento externo y un descenso en las exportaciones.

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