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Más de cincuenta personas mueren en Roma cada año por el consumo de heroína

Juan Arias

Un informe oficial del equipo antidroga de la fiscalía de la capital ha revelado que Roma está enferma de heroína. Magistrados, políticos y fuerzas del orden han sido alarmados con un bombardeo de cifras: más de 40.000 personas consumen heroína en Roma. El gasto es de más de 250 millones de pesetas al día. Los muertos al año pasan de cincuenta, y el 80% de los delitos cometidos están motivados por la plaga de la droga.

Y por lo que se refiere a la cocaína, son también más de 30.000 los consumidores habituales en Roma, con un gasto de unos 100 millones de pesetas diarias. En cuanto al uso de marihuana y hachís, la fiscalía de la República ha declarado que no se puede hacer un cálculo porque "se trata de una costumbre ya generalizada".La alarma había llegado ya a las autoridades desde los diversos barrios de Roma. En todos los parques, en las calles y en la puerta misma de colegios y escuelas se ven tiradas por el suelo jeringas usadas para la droga. Se ven hasta en la plaza de San Pedro, y las familias tiemblan.

Encrucijada de la droga

El total en Italia de víctimas por la heroína está llegando a trescientos anuales: un muerto por cada 200.000 habitantes. Y el problema es cada vez más grave, porque Italia se está convirtiendo en la encrucijada de la mayor parte de la droga que viaja por el mundo. Más de 20.000 italianos van cada año al Extremo y Medio Oriente, como a los países árabes y a Latinoamérica, a traficar con la droga. El año pasado, en todo el territorio nacional, más de 10.000 personas fueron acusadas de tráfico de drogas y han sido descubiertos seis laboratorios para la producción de heroína. Ante este recrudecerse del uso de la droga en Italia, no sólo como comercio hacia el exterior, sino también como consumo propio con el consiguiente aumento de la delincuencia, las autoridades van a tomar toda una serie de medidas tajantes que están ya a examen del Parlamento. Las más importantes son las siguientes: se hará por fin la separación entre las verdaderas drogas, como heroína y cocaína, y las llamadas drogas ligeras, como marihuana y hachís. Para estas últimas no habrá penas para quien las consuma, sólo para quien las venda en gran cantidad. Para las drogas pesadas, la pena actual será doblada y un vendedor de heroína, por ejemplo, podrá ser condenado a treinta años de cárcel. La distinción entre el porro y la heroína es importante, afirman en el Ministerio de Sanidad, precisamente para poder ser muy severos con los traficantes de droga dura, un tráfico que en Italia está en manos de los grupos de presión de la mafia y últimamente en connivencia con el mismo terrorismo, ya que resulta una de las fuentes de ganancia más fáciles y más rápidas. Sólo las organizaciones mafiosas, según datos del Ministerio, controlan en Italia la cifra de dos billones de pesetas.En la misma ley que va a ser aprobada se prohibirá la publicidad del tabaco y de los alcoholes que pasen de veinte grados. Y en los paquetes de cigarrillos tendrá que estar escrito que "el tabaco es perjudicial y que daña a órganos vitales del cuerpo", y quedará terminantemente prohibido fumar en cualquier tipo de local público. Y para controlar el tráfico de droga que llega a Italia desde el extranjero se abrirán oficinas de control en aquellos países que producen mayor cantidad de estupefacientes. Concretamente, en Laos, Birmania, Pakistán, Siria, Líbano, Marruecos, Nigeria y Perú. Estos centros empezarán a funcionar inmediatamente. También el Vaticano ha querido dar una mano a la lucha contra la droga en Italia y en el mundo: ha creado una comisión de estudio dentro del organismo de la curia romana que se interesa de los problemas del laicado. Pero, naturalmente, está en contra de la liberalización del hachís.

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