'Cómic' electrónico
Heavy metal
Director: Gerald Potterton. Guión: Dan Goldbergr Len Blian. Cómics originales de Richard Corben. Angus McKie, Dan OSannopi, Thomas Warkentin y Berni Wrightson. Música: Elmer Berstein. Norteamericana, 1981. Aventuras.
Local de estreno: Princesa.
Se dice con frecuencia que el lenguaje del cómic es profundamente cinematográfico, considerando, sobre todo, el análisis de la composición de cada viñeta. Lo cierto, sin embargo, es que cine y cómic tienen dificultades para alimentarse mutuamente. Sólo cabe una comunicación general, una inspiración vaga que cada cineasta o cada dibujante debe aplicar luego de forma distinta. Una traducción liberal del dibujo estético al cine en movimiento contradice básicamente el espíritu del cómic, descompone su lógica.La capacidad de sugerencia de Corben, McKie o Warthentin no precisan del movimiento de la animación. Incluso les perjudica. No hay necesidad de descubrir otros planos de la acción que los que el dibujo presenta. El cine obligatoriamente los ofrece, obligando a un ritmo narrativo preciso, a una banda sonora de apoyo, es decir, a una desnaturalización del lenguaje primitivo.
Ese dificil equilibrio entre el respeto al cómic original y la propuesta cinematográfica sólo es superado en algunos episodios de la película Heavy metal, sobre todo en la primera historia del taxista neoyorquino y en la del desenlace final. Los demás capítulos no superan su carácter híbrido.
El nexo argumental entre los distintos fragmentos que componen la película se establece a partir del loch-nar, símbolo del mal; los personajes que conectan con la bola malvada contagian el espíritu maligno a sus semejantes hasta que al final la heroína de Corben libera al género humano de tan pérfidas influencias. Heavi metal reproduce los esquemas de la revista Metal Hurlanz con su misma ambigua reflexión sobre el poder, la fuerza, la justicia o el sexo. Esquemas que precisarían de un análisis nuevo, ya que la obvia glorificación de la individualidad excepcional o la confusa mistificación del poder no viene compensada suficientemente por el humor ni por la inquietante fantasía de algunos episodios, lo que sí podría ocurrir en los dibujos primeros.
En lugar de esa posible compensación, Heavy metal propone una narrativa no siempre inteligible, en la que la monotonía oculta la imaginación de los autores.
El sistema electrónico de animación quizá influya en la rigidez, en la ausencia de vida. Un prodigio técnico al servicio de lo banal.
Babelia
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