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Entrevista:

Sam Wagstaff presenta en la Fundación Miró de Barcelona parte de su impresionante colección de fotograafía

La muestra consta de doscientas obras de todas las tendencias

Sam Wagstaff es hoy el más importante y conocido coleccionista de fotografía. La exposición que estos días puede verse en la Fundación Joan Miró, de Barcelona, casi doscientas fotografías, no es más del 3 o 4% de su colección. Wagstaff nació en Nueva York; al terminar la escuela trabaja durante diez años en publicidad hasta que decide matricularse en el Instituto of Fine Arts, de la Universidad de Nueva York; allí gana una beca que le permite estudiar en Europa. A su vuelta a Estados Unidos trabajará como conservador de pintura en el Museo Wadsworth, de Hartford, primero, y luego, como conservador de pintura y escultura en el Art Institute de Detroit. En 1973 abandona sus trabajos en el campo de la pintura y la escultura para dedicarse a coleccionar fotografías.

Pregunta. ¿Cuál fue el motivo que le llevó a dejar la pintura por la fotografía?

Respuesta. Me aburría, no estaba incómodo, ni molesto, ni irritado, sólo aburrido.

P. Y ¿por qué precisamente se dedicó a coleccionar fotografías?

R. Porque es muy simple, tanto que o se la ama o no se la ama. Yo empecé en 1973, desde cero, como un niño ignorante, y desde ahí, desde la ignorancia, sólo se puede ir en una dirección: el conocimiento. Si se está o cree estar lleno de conocimientos, no se -siente la necesidad de ampliarlos, pero si uno lo ignora todo, intenta llenarse. En la fotografía, como es tan fácil, se aprende pronto; primero se ve, luego se mira.

P. ¿Cuál es la diferencia, según usted, entre ver y mirar?

R. Ver es ver, mirar es mirar. En la fotografía, lo importante es mirar las cosas en dos dimensiones. A eso se empieza pronto, en los libros del colegio, en los diarios, en las revistas; entonces uno se interesa por esa forma de mirar o no. En principio, casi todos se interesan; podríamos decir que todos son aficionados a la fotografía, a todos impresionan algunas fotos de los diarios; en este sentido, incluso los profesionales son aficionados. Y un día, con todo ese bagaje de imágenes, viene el impacto, algo que sorprende provocando placer.

P. ¿Cómo le vino a usted el impacto?

R. Empecé con las postales (hay mucha calidad en algunas postales); luego ya seguí coleccionando fotografías de todo tipo, siempre que tuvieran una calidad mínima.

P. ¿Es difícil hacerse con una buena colección?

R. Difícil, no; es caro. Todo es cuestión de dinero.

Una parte ínfima

P. La exposición recoge una parte ínfima de su colección. ¿Cuál ha sido el criterio seguido por usted para seleccionar las obras?

R. La calidad estética. Yo creo que estas fotos son las mejores de mi colección. Sólo hay una fotografía que no ha sido seleccionada por motivos estéticos: se trata de la que representa a cuatro pilotos ingleses con la cara afectada por heridas a punto de ser curadas. La he seleccionado para impactar.

P. Hay, sin embargo, otras fotografías que no parecen ser exclusivamente estéticas; por ejemplo, las científicas.

R. La ciencia está poco influenciada por la estética, incluso evoluciona más lentamente, pero algunas fotos científicas tienen gran sentido estético. Esta foto, por ejemplo -señala la fatografía de un hombre sujetándose el pelo de forma que deje al descubierto su frente con pústulas-, es del siglo XIX, pero el gesto es del siglo XX. Por lo demás, es una foto bella. Están también las fotografías del doctor Duchesne, hechas sobre 1860: son exploraciones perfectas del rostro humano y muestran un extraordinario conocimiento de los nervios de la cara.

Le Gray, el más grande

P. En general, usted selecciona sólo una o dos fotografilas de cada autor, excepción hecha de Gustave le Gray, de quien ha seleccionado cuatro. ¿Por qué?

R. Es que Le Gray es el más grande de la fotografía, el Velázquez, a pesar de ser francés.

P.¿Cúal es el objetivo que usted persigue con esta exposición?

R. Definir la fotografía en un cierto sentido. Aquí hay fotos de todo tipo, algunas que aportan un clarísimo sentido del humor -por fin el humor y la fotografía juntos-¿Por qué ha de ser serio el arte, como si fuera una religión? Dios hizo las lágrimas, el hombre mucho más amable, hizo la risa y también hizo la fotografía.

P. ¿Cuál es para usted el cambio más significativo entre la fotografia del siglo pasado y la de ahora?

R. La rapidez. En 1839 se necesitaban veinte minutos de exposición; en 1939 se podía fotografiar con exposiciones de una millonésima de segundo. Hay otras diferencias, pero ésa es la más importante.

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