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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

¿Qué ocurre en Guinea Ecuatorial?

EN VISPERAS de la reunión de la Comisión Mixta Hispano-Ecuatoguinearia, iniciada el 20 de este mes de marzo en Malabo, el Gobierno del presidente Obiang Nguema dirigía un telegrama acusador a las Naciones Unidas sobre la conducta de España respecto a Guinea. Concretamente, afirmaba que "el Gobierno español había bloqueado las cuentas del Banco de Guinea Ecuatorial" y denunciaba su actitud colonialista al exigir el nombramiento de tres asesores españoles con facultades ejecutivas en la intervención de los pagos exteriores del Banco Central y en la disposición de los fondos presupuestarios.La acusación no parece ajustarse a los hechos. El Banco de Guinea había firmado unas letras a una empresa española en pago por unas mercancías exportadas a Guinea. La falta de pago motivó que varios suministradores sufriesen graves inconvenientes y que algunos hayan tenido que cerrar sus negocios. La empresa exportadora presentó las letras aceptadas al cobro, pero los bancos españoles, por orden expresa del Banco de Guinea, no las pagaron. No obstante, se alertó a la parte guineana de los riesgos de un ejecutivo y del embargo de una cantidad para asegurar el cobro de las letras aceptadas, así como de la conveniencia de otorgar poder a un letrado para que les representase legalmente. Todas las advertencias resultaron inútiles. Los guineanos pretendieron ignorar el carácter ejecutivo de las letras aceptadas y un juzgado de Elche decretó el embargo de las cuentas del Banco de Guinea en los bancos españoles para responder de la deuda reclamada, unos ochenta millones de pesetas. Pero tan pronto como las autoridades guineanas nombraron abogado y procurador y estos justificaron la retención de la cantidad reclamada, el tribunal español ordenó levantar la orden de embargo general. Este incidente Iegal pudo haberse solucionado rápidamente con un mínimo de diligencia de las autoridades guineanas.

La denuncia de colonialismo responde a un acuerdo firmado el Pasado noviembre entre el secretario de Estado de Comercio Exterior español y el Comisario de Hacienda de Guinea Ecuatorial. El acuerdo debía ratificarse con motivo de la visita de Calvo Sotelo. La crisis ministerial guineana unos días antes y numerosos indicios de un cambio de actitud aconsejaban la suspensión del viaje; pero quizá por problemas de imagen se mantuvo, con muy malos resultados. Ni los acuerdos militares ni los económicos tuvieron un remate feliz, y lo que se trajo del viaje fue un memorándum de agravios, en el que se afirmaba que las secuelas del colonialismo español habían sido más nefastas que la dictadura de Macías.

Los programas de reforma económica propuestos por el FMI y España han sido progresivamente abandonados, así como una reorganización de las fuerzas armadas y de la policía local, encaminada a la creación de un Estado de derecho. Los militares que protagonizaron el levantamiento contra Macías han sido dispersados y, como en los tiempos del dictador, sus antiguos colaboradores y paisanos monopolizan en sus manos todo el poder. El descontento popular crece, como también aumentan los temores, entre las elites guineanas dispersas por Africa y España, de un retorno a la autocracia y a la tiranía.

En estas circunstancias no tiene nada de sorprendente la reaparición de condenas contra España, como responsable de los propios fracasos internos. Ignorar los hechos nunca ha sido una política razonable, y ahora estos empujan a una reconsideración de la cooperación con el actual Gobierno de Guinea Ecuatorial. Incluso los intereses petroleros, después de que se realicen las prospecciones, corren también el riesgo de acusación de colonialismo, aunque fuera tan falsa como las que el Gobierno del presidente Obiang acaba de hacer ante las Naciones Unidas. La cooperación se desarrolló bajo los supuestos de que el nuevo régimen ecuatoguineano se proponía el restablecimiento de las libertades políticas y económicas y el respeto a los derechos humanos. Sólo en la medida en que el presidente Obiang regrese a los compromisos iniciales del golpe de libertad puede mantenerse el esfuerzo y la ayuda que se canaliza hacia Guinea Ecuatorial. De lo que se trata es de ayudar al pueblo guineano y apo yar a un presidente, pero no a una facción de dirigentes hostiles a nuestro país y opuestos al cambio democrático.

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