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La sentencia de Bilbao, un buen ejemplo de hacer justicia

La sentencia del tribunal de Bilbao sobre las mujeres acusadas de aborto merece todos los elogios, más que por el fallo absolutorio de la mayoría de las procesadas, por el esfuerzo intelectual que han realizado sus autores en la comprensión actualizada de la leyes y, fundamentalmente, de la Constitución. La sentencia no es el resultado de un lavado de conciencia de los jueces que la han dictado, ni tampoco constituye una solución humanitaria a un problema grave al que no se le ve salida legal alguna. Todo lo contrario, los magistrados de Bilbao han buceado en la legislación y se han esforzado en encontrar en ella misma una salida posible a situaciones concretas que toda persona medianamente informada sabe que forman parte de la actual realidad social de España. Este esfuerzo de los jueces en acercar la ley al hecho concreto y a sus circunstancias, que tan patente aparece en la sentencia del tribunal de Bilbao, es el que hace merecedora a lajusticia y a los que la sirven del máximo respeto por parte de los ciudadanos.Es cierto que la sentencia de Bilbao puede ser recurrible ante el Tribunal Supremo y, por tanto, cabe la posibilidad de su anulación, pero, si esto se produce, los motivos del recurso deberán estar muy bien articulados y, desde luego, el tribunal superior deberá hacer un serio esfuerzo para desmontar el esquema jurídico, perfectamente entrelazado, de los magistrados de Bilbao.

Mientras tanto, el debate público que, sin duda, se producirá como consecuencia de la continuación del proceso ante los tribunales se verá enriquecido por la nueva perspectiva jurídica aportada por los jueces de Bilbao al tema de la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Perspectiva, jurídica no tan nueva, por otra parte, aunque sí lo sea en el ámbito judicial, ya que enlaza con la opinión mayoritaria de los penalistas españoles, favorables a una salida legal en algunos casos concretos de interrupción voluntaria del embarazo, y con la posición de los ponentes del proyecto de nuevo Código Penal, actualmente en el Parlamento, que despenalizaron el aborto en los casos de indicación médica, genética o ética, si bien luego el Gobierno se mostrase contrario a esta reforma.

Es cierto que las tesis mantenidas por el tribunal de Bilbao sobre la aplicación directa de la Constitución, la reinterpretación de la eximente del estado de necesidad a la luz de la norma fundamental, el tratamiento de la teoría del delito imposible y la protección jurídica del feto en el marco de la que tienen los derechos constitucionales de la madre, pueden ser controvertidas, pero no más, o más bien menos, que las tesis jurídicas y que la línea jurisprudencial que se empeñan en obviar a la Constitución en sus conclusiones o resoluciones, como si la suprema norma votada por los españoles sólo fuera un adorno y no "el nuevo parámetro de la legalidad, desde el que deben interpretarse todas las restantes normas jurídicas", como afirman los jueces de Bilbao.

La sentencia de Bilbao puede y debe tener repercusiones en otros procesos por aborto que se siguen en Valencia y Sevilla y debería reforzar una línea de actuación judicial distinta de la burocrática y lejana del justiciable, más atenta a la pura formalidad de la ley que a la realidad social a la que debe aplicarse, cuya persistencia es uno de las causas más importantes de la crisis de confianza del pueblo en la Justicia.

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