Silvia Munt
La tentación de trasladar al cine la espléndida novela de Mercé Rodoreda es ya antigua en Francisco Bertriú. Otros directores españoles habían. coincidido también en comprender que la sensible historia de Colometa, mujer desvalida enfrentada a una de las más duras etapas de la vida española, era un excelente dato de partida para narrar, desde dentro, la historia de quienes no entendieron con claridad las razones ideológicas de la guerra civil pero vivían en silencio sus más nefastos resultados.La ternura y el lirismo de Colometa ha emocionado a todos. Su ingenuidad adolescente, truncada luego por la absurda violencia de la sangre, conecta con vivencias ocultas del lector. Su soledad última, de amigos muertos, marido muerto e hijos ya independientes, sintetiza la vida de tantos españoles que a partir de ella es comprensible una de las más atroces consecuencias de la contienda, aunque Colometa no aporte sólo una visión histórica de nuestra tragedia colectiva. También es un ser irrepetible, íntimo, que mira con enérgica repulsa y una inquietante pasividad. A través de Colometa, la Historia se hace emoción.
La plaza del diamante
Director: Francesc Bertriú. Guionistas: Bertriú, Benet, Rosell, Gustau Hernández. Músico: Ramón Muiztaner. Fotografía: Raul Artigot. Intérpretes: Silvia Munt, Luis Homar, Joaquim Cardona, Elisenda Ribas, José Minguell, Alberto Bayu y Laia Ribero. Española, 1981. Drama. Local de estreno: Paz.
Difícil era una adaptación cinematográfica del monólogo interior que constituye el esquema literario. Por ello, Bertriú ha intentado congujar las excelencias del texto con imágenes que ilustren las situaciones de cada momento. Una ilustración, antes que una adaptación de fondo en la que el dramatismo viniera marcado, por una dialéctica cinematográfica. Esa ausencia de rigor propio conduce ahora la narración por caminos algo monocordes. Lo que debía sorprender se contempla, a veces, con frialdad.
La irregularidad viene marcada por errores de puesta en escena y, más habitualmente, por la evidente escasez del presupuesto económico, como puede deducirse de la exageradamente menuda manifestación tras la victoria republicana en los comicios de 1931 o la no menos sucinta entrada triunfal de nos nacionales en Barcelona. No fue así la Historia.
Una actriz excepcional
El honesto trabajo de Bertriú ha encontrado su mejor ayuda en el asombroso talento de la actriz Silvia Munt. Su sensibilidad ilustra al espectador sobre matices inesperados, emocionándole, haciéndole cómplice.La plaza del diamante es, ante todo, el descubrimiento de una actriz excepcional (eso sí, acompañada con precisión por Luis Homar en el papel de Quimet). Silvia Munt suple con generosidad las dificultades del guión, concentra en su talento el nervio último de la obra. Ella es el acierto de Francisco Betriú.
Babelia
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