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Nicaragua y otros tres países de Centroamérica proponen planes de paz para la zona a la Administración Reagan

Una intensa actividad diplomática, que incluye a todas las partes directamente interesadas en el futuro de Centroamérica, ha caracterizado las últimas veinticuatro horas de la vida política norteamericana. Estos esfuerzos parecen traducirse en una mayor flexibilidad de la Administración del presidente Ronald Reagan en pro de soluciones negociadas en los conflictos de El Salvador y Nicaragua, sin excluir ni siquiera a Cuba, donde viajó recientemente el general norteamericano Vernot Walters, en una misión secreta para discutir con Fidel Castro del futuro de Latinoamérica y las relaciones bilaterales entre EE UU y Cuba.

"No puedo confirmar ni desmentir esta información que no puedo comentar", dijo lacónicamente eI portavoz del Departamento de Estado norteamericano, en relación con la estrategia de Walters en Cuba, que supone el segundo paso importante en materia de relaciones Washington-La Habana, desde la entrevista, también secreta, que fue revelada por EL PAIS, celebrada el 23 de noviembre último en México, entre el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, y el vicepresidente del Consejo de Estado cubano, Carlos Rafael Rodríguez.Mientras la diplomacia parece ganar terreno al riesgo de confrontación en Centroamérica, con implicación directa de EE UU, el presidente Ronald Reagan ha recordado que "en ningún caso" Estados Unidos enviará tropas a Centroamérica.

En el mismo tono de conciliación se desarrolló el discurso del presidente de la Junta de Gobierno de Nicaragua, Daniel Ortega, quien evitó presentar ante el Consejo de Seguridad de la ONU, en Nueva York, una moción de condena contra los planes clandestinos de Estados Unidos, que, orquestados por la CIA, pretenderían desestabilizar a la Junta de Gobierno sandinista.

Aunque Ortega, a quien acompañó el ministro de Relaciones Exteriores, Miguel D'Escoto, denunció el peligro de una invasión inminente de Nicaragua por fuerzas paramilitares integradas por somocistas apoyados por Estados Unidos, moderó sus palabras ofreciendo un plan de paz para la región.

Desarme multilateral

El plan, de parecido contenido que el propuesto por los ministros de Relaciones Exteriores de Honduras, Costa Rica y El Salvador, al secretario de Estado, Haig, en Washington, incluiría un desarme multilateral en Centroamérica, la firma de un acuerdo internacional que acabara con el envío de nuevo armamento a la región y la creación de foros regionales para reducir las tensiones.

Se confirmó igualmente que Nicaragua y Estados Unidos abrirán próximamente nuevas negociaciones, promovidas por el Gobierno de México, para intentar buscar fórmulas de apaciguamiento a la tensión entre Managua y Washington, en términos de mutuo respeto.

Ortega había dicho ante el Consejo de Seguridad que Nicaragua está preparada para iniciar negociaciones directas con la Administración Reagan en un tercer país (México), y que Cuba también estaría interesada en estas conversaciones. Nicaragua pidió "un pronunciamiento explícito para la resolución de los problemas en Centroamérica y el rechazo del Consejo de todo acto de fuerza y amenaza, y su repudio a cualquier acción directa, indirecta o encubierta" contra países de América Central.

Por otra parte, Washington mantiene una postura de extrema cautela en relación con la Junta Militar instalada en Guatemala, de difícil aceptación para Reagan, cuando defiende un sistema democrático para El Salvador, y cuando crece la sensibilización de la opinión pública norteamericana en relación con Centroamérica, como expresará probablemente la manifestación multitudinaria que se anuncia para este fin de semana en Washington, en señal de protesta por la política estadounidense.

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